NÚMERO 9 | Septiembre, 2013

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Nuestra Gente

AEAPG: notas de un recorrido | Luisa Willdorff

Agradezco la invitación de ofrecer este testimonio ya que me propone una oportunidad de reconocerme en mi historia, trayecto y experiencia con nuestra querida AEAPG.

Comenzaré diciendo que ya hace unas cuantas décadas de mi ingreso a la institución. Evoco esos tiempos como muy álgidos para el país, diría muy inquietantes para quienes deseábamos diseñar nuestro futuro como psicólogos/analistas.

Por aquel entonces, finales de los ’70, un eslogan, que formulaba pretensiones de regular los vínculos sociales, atravesaba los diversos ámbitos de la vida en Argentina: “El silencio es salud”…

Sin embargo, como el deseo no retrocede ante la censura ni el propósito de aislamiento, los que habíamos egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) como psicólogos orientados hacia la clínica, sabíamos de la importancia de proyectarnos hacia otras instancias de formación que incluyeran la voz y la palabra “con y entre otros”… maestros y pares. Entonces nuestra Escuela de Graduados ya tenía su nombre propio para quienes deseábamos encontrar un lugar donde realizar entre pares una formación en psicoanálisis. Bueno, esto era lo que yo buscaba, un espacio donde habitar y tramitar mis tempranas inquietudes en torno al desempeño como analista. Recién se establecía la sede en Julián Álvarez. Quienes nos acercábamos a averiguar a la antigua casa, nos encontramos con una institución abierta a los psicólogos que proponía una formación de posgrado orientada hacia la enseñanza y transmisión de los fundamentos del psicoanálisis. Además, por aquel entonces, la posibilidad de contar con un espacio creado por psicoanalistas y con docentes-psicoanalistas nos funcionaba como referente importante para ir aprendiendo a leer y a reconocer las diferentes aristas de los conceptos freudianos. Hacia finales de los ‘70, el ingreso en la Escuela requería un itinerario previo por la lectura de los textos de Freud para sus aspirantes, y los que lográbamos entrar nos sentíamos muy privilegiados de ser albergados como alumnos.

Creo que con mi camada se inauguró el posgrado de 4 años; todavía la mayoría de los seminarios se dictaban en los consultorios de los profesores-analistas. Recuerdo hoy con enorme gratitud los seminarios de Eduardo Isaharoff, Juan Navarro, Augusto Picollo, Susana Lustig de Ferrer, Arnaldo Rascovsky, Elsa del Valle, Rodolfo D’Alvia, entre algunos de mis maestros psicoanalistas.

Previo a mi ingreso a la Asociación, a mediados de los ’70, me había graduado como Psicóloga en la UBA, Facultad de Filosofía y Letras.

Mi entusiasmo por el psicoanálisis se había despertado en mi paso por la Facultad, principalmente en los cursos del profesor León Ostrov, y los psicólogos que egresábamos estábamos advertidos de la importancia de transitar una formación continua y en lo posible con pertenencia institucional. En la cátedra del profesor Fernando Ulloa fuimos aprendiendo sobre la posibilidad de extender el psicoanálisis hacia los hospitales públicos. Igualmente, asumíamos con responsabilidad nuestro análisis personal y priorizábamos el valor de construir lazos entre colegas formando grupos de estudio, compartiendo y explorando la clínica desde nuestra práctica como concurrentes en los hospitales; en mi caso, en el Policlínico Finochietto en el Servicio de Psicopatología a cargo de la doctora. Silvia Berman Barrancos, y en el Hospital de Clínicas José de San Martín, en el  Servicio de Dermatología del doctor Alejandro Cordero.

Volviendo a mis tiempos de alumna en la Asociación Escuela, recuerdo que durante la Guerra de Malvinas cursé el Seminario de Supervisión con el Dr. Arnaldo Rascovsky, inolvidable por su generosidad en la transmisión. Nos enseñó cómo transitar esos momentos de intensa angustia social dejando que el acontecimiento se incorpore como texto a través de los seminarios, trabajando no sólo con nuestros materiales clínicos, sino también poniendo en cuestión el “por qué” de la guerra y sus ideas y teorizaciones acerca del filicidio.

Realizando una breve reseña de lo más significativo de mi itinerario por la institución, puedo reconocer que siempre fui encontrando espacios de resonancia con mis inquietudes y búsquedas: años de docencia en diferentes seminarios; mi integración al Área de Lecturas Lacanianas desde sus tiempos de apertura, reconociendo en Mabel Fuentes una guía gratamente estimulante y rigurosa para quienes buscábamos profundizar la lectura de la obra de Jacques Lacan. Además, como terapeuta, formé parte del Equipo de Familia y Pareja en el Centro de Investigación y Orientación Comunitaria “Dr. Arnaldo Rascovsky” para tomar luego la coordinación del mismo Equipo durante varios años.

Actualmente participo como integrante del Consejo Directivo y me desempeño en la función de Secretaria Académica.

Desde este ámbito que comparto con un grupo de colegas (1) formando equipo, y contando con el intercambio frecuente de los docentes y asesores académicos, trabajamos para activar y organizar la puesta en marcha de los seminarios y las actualizaciones de los programas. Todos los temas que conciernen a alumnos y profesores son contemplados y coordinados desde la Secretaría Académica. La realización de la Jornada Anual de Monografías es una práctica que retomamos hace ya algunos años y cuyo formato tiene el sentido de jerarquizar posibilidades para la investigación, la producción escrita y el diálogo activo entre pares. La integración de los alumnos al Programa de Pasantías y en otras instancias institucionales conforman nuestra intención de ampliar y profundizar la experiencia de formación. Consideramos que la modalidad de trabajo en los seminarios es propiciatoria para el debate y la discusión dando lugar a la posibilidad de generar no sólo nuevas interrogaciones, sino también búsquedas de razones teóricas. Pensar cómo se forma un analista es una tarea a la que dedicamos un constante diálogo y reflexión sobre el dispositivo de enseñanza, los modos de transmisión y la producción de saberes.

Finalmente, destaco como eje fundamental de nuestra labor, atender las actualizaciones necesarias de los programas contemplando las necesidades profesionales que la sociedad actual y sus nuevas complejidades presenta.

Notas al pie

(1) Integrantes del Equipo de la Secretaría Académica de la AEAPG: Lic. Elena Mancini, Lic. Alejandra Cassin, Lic. Ramiro Bergagna, Lic. Marisel Eichbaum.

Acerca del autor

Luisa Willdorff

Luisa Willdorff

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