Crear, eterno enigma del hombre. Enigma sobre el origen de su ser y de las cosas. Transformación de lo existente en lo nuevo, que sustenta la ilusión de inmortalidad. ¿No es acaso la creación una mera combinatoria de los restos que la experiencia vivida ha dejado en el interior del creador? Sedimentos almacenados en la memoria a la espera de resurrección
Los Colosos de Mnemón no son hoy lo que fueron. El desierto y los siglos en su constante marcha, los han modificado. Sin embargo, se muestran majestuosos, dando la bienvenida a quien se disponga a visitar el Valle de los Reyes, lugar de la muerte, del eterno reposo. Estos monumentos señalan y esconden el lugar del sepulcro. Es función del visitante encontrar la clave para entender su significado. Este puede ser universal como hito, presentificación de que algo ha ocurrido; pero ¿qué es ese algo? En la respuesta dada residirá el ingenio de quien los enfrente.
En estas columnas la erosión ha hecho su trabajo. Cientos de visitantes han dejado en su basamento sus firmas. Co-existen en la actualidad el nombre del griego del siglo II a.c. y del romano del siglo II de nuestra era. Hoy nos actualizan una larga historia. Si esperando que el coloso hable estudiamos su superficie, tendremos que desplegar la historia y organizar las marcas que perduran del pasado en una historia con sentido en el presente.
Cada obra que presenta un artista es un coloso de Mnemón que invita al espectador a desplegar una historia con significados y secretos. El secreto es el de la tumba del rey dios muerto. El monumento señala su existencia, pero colocado en el lugar que desorientará al profanador. El secreto debe seguir yaciendo en su escondite para poseer el goce de la ilusión de eternidad. Sólo el fantasma de lo que aún no ha sido hallado, asegurará el retorno a la ilusión de encontrar lo inhallable.
Hallar la fuerza de la creación, hallar la fuerza de la transformación de la realidad, la fuerza que da vida y que elude la muerte.
Comentarios