NÚMERO 10 | Marzo, 2014

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Cultura y Psicoanálisis

Una lectura psicoanalítica de la película “Habemus Papam” | Entrevista al doctor Jorge Schvarztman | Cynthia Tombeur

Dirección: Nanni Moretti
Producción: Nanni Moretti y Domenico Procacci
Guión: Nanni Moretti, Francesco Piccolo y Federica Pontremoli
Música: Franco Piersanti
Montaje: Esmeralda Calabria
Escenografía: Sacher Film
Protagonistas: Michel Piccoli, Nanni Moretti

“Habemus Papam” es una película italiana del año 2011, una comedia dramática dirigida por Nanni Moretti. El título original es Habemus Papam, en latín significa “Tenemos un Papa”, y es la frase utilizada en el anuncio de un nuevo Papa.

Esta película cuenta la historia del Cardenal Melville, interpretado por Michel Piccoli, que sufre un ataque de pánico cuando tiene que salir al balcón de la Plaza San Pedro tras su elección por parte del cónclave de cardenales.

Sus consejeros, incapaces de convencerle de que es el hombre adecuado para el trabajo, buscan la ayuda de un reconocido psicoanalista (ateo), interpretado por Nanni Moretti para tratarle la depresión que lo aqueja por su falta de coraje, pero finalmente decide no asumir.

“Quería contar la Historia con H mayúscula de un hombre que no quiere dar prioridad a su papel, aunque sea sagrado y poderoso, por encima de su naturaleza humana”, explicó Moretti.

 

ENTREVISTA a Jorge Schvartzman

 

Cynthia Tombeur: ¿Qué te pareció esta película? ¿Qué cosas nos podrías decir?

Jorge Schvartzman: Esta película que es muy interesante, la podemos analizar desde la óptica del director, Nanni Moretti; podemos pensar cuestiones que tocan al personaje principal, Michel Piccoli, y creo que también otras dos: primero, el papel de la Iglesia y, segundo, el papel del psicoanálisis. La película empieza con el entierro del Papa anterior donde se ve toda una especie de procesión, el colorado presente, algo totalmente coreográfico, algo teatral. Creo que ahí está la esencia de la película. La Iglesia se presenta como algo teatral, cosa que lo es, ese es el papel que ha desempeñado.

El tema es este hombre, el actor Michel Piccoli, que es elegido Papa. Algo le pasa que no está en condiciones de asumir ese lugar de tanta responsabilidad y le van sucediendo una serie de cuestiones. ¿Qué le pasa? Uno lo ve como una persona aparentemente sencilla, de pocas palabras, que de pronto, contra todos los pronósticos, lo nombran Papa. Y, en determinado momento, él dice que no está en condiciones. Por otro lado, ocurre algo bastante particular: la Iglesia busca a un psicoanalista a quien le dicen que no puede hablar de sexo, no puede hablar de la madre, no puede hacerle preguntas, solamente puede hablar con mucho cuidado acerca de su infancia, pero con suma discreción. Para mi gusto, es una película tragi-cómica y vamos a ver ¿por qué?

Nanni Moretti es un director que más de una vez ha sido actor de sus propias películas: Hizo: “Querido diario”, “La habitación del hijo”, “Abril” y esta película. Diría que hasta hace determinadas confesiones personales. En este caso, toma el papel de un psicoanalista bastante ridículo; termina contando que tiene problemas personales, que la esposa lo dejó porque lo veía superior —algo que resulta bastante ridículo—, que están separados hace dos años y los hijos todavía no saben de la separación. Por otro lado, el aconseja a los cardenales en cuanto a la medicación, se mete en el tema del juego, donde arma equipos y se posesiona en ese papel. De tal manera, que terminan apareciendo en realidad dos psicoanalistas: Margherita Buy, en el personaje de la ex esposa del psiquiatra que es la que trabaja como psicoanalista del Papa y, Nanni Moretti, que termina quedándose encerrado con los cardenales. Ella tiene otro papel, trata de acercarse a Michel Piccoli (Cardenal Melville), quien creo que no perdió la fe y diría que la sigue manteniendo, pero no puede ubicarse en un lugar de tanta responsabilidad por cosas que le han pasado. Y acá se presentan temas muy interesantes como el de la actuación. El Cardenal Melville dice: “Yo quise ser actor, pero era malo”. No sé si el director esto es lo que quiso mostrar, pero pienso que el problema de este personaje es que no se puede posicionar en un rol.

Hay una escena importante en la película en la que un actor famoso se psicotiza, llaman a la ambulancia y se lo llevan. Creo que estaba representando “La gaviota” de Antón Chéjov; la pregunta que surge es: ¿qué le pasó a este actor? En realidad dejó de ser él para tomar posesión del papel que representaba. Uno diría que se pasó de la raya, que se identificó tanto con el papel que se psicotizó, es decir, creó una nueva realidad. En cambio, el cardenal Melville nunca se la pudo creer y ése es el problema que tiene. También hay una escena casi al final donde el actor que tiene un brote psicótico es sumamente aplaudido con el público de pie, en cambio, a Michel Piccoli, el papel que le piden que ejerza, el de Papa, le queda grande.

Creo que Nanni Moretti se burla de la curia, también del psicoanálisis, pero toma con mucho respeto la necesidad de creer del ser humano. Muestra, en diferentes escenas, cómo la gente espera a este nuevo Papa, la necesidad que tiene el ser humano de creer en algo y, en este caso, de creer en Dios; por eso, en la última escena —que me parece fantástica— el Papa elegido sale al balcón y dice que no los puede guiar y que tenía que hablar con absoluta sinceridad. Entonces, si él no puede con el lugar para el que lo designaron, Dios se ha equivocado en la elección. Y ahí está el drama y el motivo del horror de la última escena en la que todos se tapan la cara mientras se escucha música sacra: Dios se equivocó. En consecuencia, la pregunta que sigue es: ¿en quién vamos a creer? Con esta escena se cuestiona este ideal, esta creencia: Dios ha fracasado. Creo que en el fondo Nanni es un ateo; con esta renuncia él se anticipó a la de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) con una diferencia fundamental: Ratzinger aceptó el lugar que Dios le asignó y después renunció. Por otro lado, uno puede pensar en la diferencia con la aparición de Francisco (Jorge Bergoglio), otro tipo de Iglesia, pero esto es otra cuestión.

C.T: ¿Podríamos pensar desde el psicoanálisis aplicado que el personaje central de la película es una persona que buscó en la Iglesia a un Padre y que cuando fue convocado a ocupar ese lugar no pudo hacerse cargo? Mientras era cardenal no había conflictos y se desempeñaba bien, ¿el problema fue su designación?

J.S: En relación con la película, puede ser una interpretación libre válida. Él le dice que no al padre supremo, no quiere ocupar ese lugar; también podríamos pensar que Dios ha fracasado o que no se anima a ser padre porque no hay padre. Podemos hacer toda una serie de hipótesis acerca de lo que le pasa. En principio, a Piccoli, se lo ve deprimido en toda la película. Es una persona que dice que no tiene fuerza, que está perdido, hasta la cara que pone. Por otra parte, sé que a esa altura este actor ya estaba enfermo. Hizo un papel fantástico, pero uno lo puede entender como una persona que está deprimida. Si me atengo estrictamente  a la película, es diferente a las interpretaciones que podamos inferir y diría que lo que le pasó a este cardenal es lo que le pasó en la vida, por eso nunca pudo ser actor. No se puede ubicar en un rol determinado, no se puede creer su lugar. Por ejemplo, para ser un gran actor te la tenés que creer y tenés que convencer a los espectadores de ese papel, él no puede hacerlo. En el fondo se lo ve como perdido, que está buscando su camino. Pero aunque nos apartemos un poco del film, uno puede pensar que no es casual que aparezca Italia donde hay un descreimiento social importante, donde ha caído la figura del Padre. El film muestra que toda esta gente se refugia en este padre Dios y parece que también cae ese padre. Sería válido hacer una extrapolación de la falta de autoridad desde el punto de vista social y la necesidad de la gente de buscar una autoridad y, acá, en el fondo,  todos quedan huérfanos, por eso el horror. Nos quedamos sin este padre, padre Papa y sin el padre ya que Dios ha fracasado al elegirlo; entonces no es infalible, a la larga volvemos a la debilidad de la figura paterna (creo que esto no lo pensó Nanni, pero es viable que nosotros lo pensemos). También podríamos ir más allá e imaginar que hay cierta alusión a Berlusconi, el gran hombre rico, lleno de mujeres, pero en el fondo un ídolo de barro, trasgresor, etc., etc., no hay ley, y si no hay ley, no hay padre, todo termina confluyendo en esto. La película termina con que no hay Papa, no hay Dios, Dios no es infalible, y por eso el horror.

Otro tema importante es como en determinado momento un cardenal le dice al psiquiatra que el alma y el inconciente no pueden coexistir; por eso creo que es ridículo introducir a un psicoanalista en la curia. Una cosa es el alma y otra cosa es la búsqueda del Inconciente, la verdad.

C.T.: Teniendo en cuenta esta distinción que hiciste de los psicoanalistas: Nanni, ridiculizado con los cardenales, haciéndolos jugar, esperando al padre y contándoles sus problemas y, por el otro lado, una psicoanalista que, si se quiere, intenta realizar su función que es entender lo que le pasa al cardenal, ¿podríamos pensar que en este juego de elegir un hombre y una mujer con la misma profesión, donde el psiquiatra argumenta que la mujer rivaliza con él….

J.S.: Ya me imagino tu pregunta: el rol del hombre y el de la mujer. No es casual que esto también pase en la sociedad italiana donde el hombre es mucho más ridículo que la mujer. En este caso, esta mujer no solo se encarga de sus hijos, los lleva al colegio y, al mismo tiempo, desempeña un buen rol profesional. En cambio, el hombre es un ridículo que falla en sus funciones. Hasta te diría que hay dos hombres que fallan y una mujer que puede ejercer su rol, que también es algo que está pasando a nivel social. Pero te digo que seguramente lo que estamos pensando juntos, es muy probable que el director no lo haya hecho; pero nosotros como psicoanalistas podemos decir que es válido plantear estas cuestiones. De alguna manera, si lo pensamos así, terminamos analizando al director y que probablemente todo esto estaba en su inconciente; y también analizando cuál es la situación social italiana. A partir de esto uno puede pensar en un montón de vertientes psicológicas y sociales actuales.

C.T.: Y también se me ocurre pensar en el origen de Roma, la loba alimentado a Rómulo y Remo, una hembra y dos machos, en la película una mujer, dos hombres…

J.S.: Donde siempre hay una figura femenina. Te cuento que tengo una amiga que es artista y vive en Italia y en Argentina; ella me decía que es muy común en Italia la figura de la mamonna. Lo común es ver que los hijos no se van de al lado de la madre, que los sigue atendiendo, están pegados a su falda y quizás tienen 30 años. O sea, que lo que estamos hablando tiene un sentido social actual. Ha caído la  figura masculina y lo que queda es una figura materna que  se puede encargar de todo, es una realidad italiana bastante fuerte.

C.T.: Creo que no solo en Italia; uno a veces lo escucha en el consultorio con nuestras pacientes, mujeres que se separan y, más de una vez, uno escucha que las  mujeres son las que llevan adelante a los hijos, la casa, el sustento económico y que quizás el papá no colabora de la misma manera.

J.S.: Esto yo te lo extendería, es una opinión personal que aprendí a través de los años. La mujer  tiene una mayor debilidad física comparada con el hombre, pero tiene una capacidad de sostén que él no tiene. Desde lo histórico, la mujer fue sojuzgada y creo que fue así por la envidia que tenía el hombre respecto a sus capacidades. Hoy la mujer se puede separar de un hombre sin tener un sostén y hacerse cargo de ella y de sus hijos y, en términos generales, un hombre, para poder separarse, tiene que tener algún apoyo de afuera para animarse. Acá en la Argentina, la mujer separada sale, se mueve, el hombre más bien se queda; hay una capacidad femenina que, como contrapartida, terminó inhibiendo al hombre. Este es el problema. El  feminismo jorobó a la mujer y al hombre que se quedó asustado. Si volvemos a la película, en el fondo hay una mujer que puede desempeñar el rol femenino, puede ser madre, puede ser una madre cuidadora,  y es una buena profesional; en cambio, hay dos hombres que no pueden sostenerse. Insisto en decirte que creo que Nanni no lo pensó, pero nosotros podemos darnos ese lujo.

Creo igual que uno así sea director, artista, escritor, cuando hace su tarea siempre está hablando de uno mismo, haga lo que haga. Nanni se define como ateo por eso se anima a cuestionar a la Iglesia. Por otro lado, él hizo otra película que se llama “La habitación del hijo” en donde también hace de psicoanalista, pero de un psicoanalista que se le muere el hijo, terrible la situación, la familia. Pero nuevamente él hace de actor y de psicoanalista. Uno podría inferir que el papel de psicoanalista en algo le interesa: en el caso de “Habemus Papam”, un psicoanalista ridículo que termina jugando y, por otro lado, aparece una mujer psicoanalista. Me puedo imaginar una posición ambivalente frente al psicoanálisis. También se pregunta por la Iglesia ¿quiénes son estos cardenales? Tiene cierta mirada benévola, parecen buenas personas, son queribles; el administrador dice: “He fracasado” y los demás juegan; otro dice: “Quiero ir a probar las bombas de crema” y le dicen que no puede salir. Un poco los presenta como chicos esperando a un padre.

C.T.: La película de “La habitación del hijo” ¿fue hecha antes?

J.S.:

C.T.: Entonces uno podría conjeturar que lo que le preocupa es, por un lado, la muerte de un hijo y, por otro, la muerte de un padre…

J.S.: En el fondo, si seguimos esta línea, todos están buscando un padre y en este punto nos adentramos en una problemática social actual, no solo de Italia. Hay que remarcar que esta idea va más allá de la película, es una cuestión actual. La crítica principal y central es la social, ahí está el tema, y es que no hay una figura paterna creíble, y ése es el malestar de la cultura. El libro que estoy terminando de escribir tiene mucho que ver con esto, creo que se va a llamar: “Tenemos Internet, entonces Dios existe”. Hablo de en qué medida se cayeron los ideales; en un momento se pensaba que el arte iba a transformar la cultura y la sociedad, pero el único ideal que se conserva es el de la tecnología.

La gente con los nuevos aparatos, con google y todo lo que te permite; cuando alguien tiene una duda ¿qué hace?: busca en Internet; ¿estás perdido?: ponés el GPS; en cuanto a la salud, la tecnología nos va a curar de todo. Ese es el nuevo Dios: la tecnología, porque cayeron todos los otros.

C.T.: Claro, pero lo que ocurre es que ese Dios está creado por los humanos, por lo cual tiene fallas.

J.S.: Volvemos a la película. El ser humano necesita creer, no podemos dejarlo huérfano. El ser humano es inerme, pero necesitamos creer y cuando cae un ideal, surge otro y luego cae, y nos agarramos de otro nuevo. Siempre hay que tener algo para creer. En algún sentido, los fieles que en la película esperaban en la Plaza eran afortunados porque si creen que existe un padre, un Dios, esto los sostiene, el horror es cuando cayó todo.

 

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