Analizando en tiempos de Pandemia

Área de Adopción y Fecundación Asistida (Presentación en la mesa de intercambio de la Jornada de Interáreas de AEAPG, 2020)

Analizando en tiempos de Pandemia

 

Lic. Diana Watman

Lic. Gabriela Nelli

Lic. Silvina Silbergleit

Lic. Luisa Zandwais

Surge entre conversaciones de analistas que nos cansa más atender de modo virtual. Si bien esto afectará a cada uno de acuerdo a sus particularidades, tal vez existan algunos elementos en común.

Esto lo escribimos hace un tiempo. ¿Sigue vigente hoy? Tal vez, con el correr de los días, algo nos fuimos adaptando y lo virtual se torna más conocido, fuimos conquistando nuevos espacios en nuestras casas que optimicen o faciliten nuestro trabajo.

No todos, antes de la pandemia, teníamos la misma relación con lo virtual. Algunos ya atendían pacientes on line y tal vez esa experiencia previa facilitó la tarea. Para los que no estábamos habituados a este formato de atención, la nueva modalidad en si misma puede resultar más cansadora por la diferencia que se genera entre la presencia de la voz y la ausencia del cuerpo del otro. Las fallas en la comunicación, a veces cierto delay que desconecta gestos de palabras, silencios que no es claro si responden a una escucha atenta o a una desconexión en la línea, la ausencia de los registros sensoriales de lo presencial, los rituales propios del consultorio, el tener que buscar un espacio privado en la casa y cierta incertidumbre con relación a que no vaya a haber interferencias de otros miembros de la familia. Esto sigue vigente.

Por otra parte, estamos atendiendo mientras también estamos nosotros bajo la amenaza de la pandemia. Poder escuchar implica poner en juego la disociación instrumental. Dejar por fuera del consultorio cualquier situación personal que nos pueda estar afectando. ¿Qué nos pasa ahora cuando esto que nos preocupa e intentamos dejar por fuera es un tema traído por los pacientes? Mas allá de lo singular de cada situación, de las resonancias que en cada uno tenga, de la situación laboral y familiar, de estar adentro o trabajando afuera de los particulares modos de afrontamiento, de los diferentes lugares ocupados en la dupla analizante analista, algo en común nos atraviesa.  Nosotros también estamos en este escenario tan desconocido. Tal vez oscilemos entre el cansancio (protagonista, según escuchamos, en los últimos días) y momentos de gran motivación por los desafíos que implican estos nuevos modos de intervención en una situación única como la que estamos viviendo. Las interferencias referidas anteriormente se combinan con la emergencia de nuevos aspectos de nuestros pacientes y de diferentes recursos que van apareciendo en nosotros.

En este escenario desconocido del coronavirus, hay un no saber que nos interpela todo el tiempo y para el cual no tenemos respuesta o solo respuestas provisorias y muchas veces contradictorias.

Si pensamos en la temática que nos convoca desde nuestra área, las personas que tienen dificultades en la procreación espontánea y quieren armar una familia por otra vía, se encuentran atravesadas especialmente por la incertidumbre.

No saber cómo será el camino para convertirse en padre  o madre. ¿Cuánto será el tiempo de espera? ¿Cuáles los tratamientos? ¡Cuántos! ¿De quién será la genética?

Además de la incertidumbre, también las pérdidas son comunes a ambas situaciones, en la pandemia se puede perder el trabajo, los proyectos y los seres queridos.

En la adopción o con los tratamientos de FA se puede poner en juego la pérdida de la genética propia, la imposibilidad de procrear en un acto íntimo y privado, perder la relación con los otros que sí armaron sus familias, entre otras cosas.

Resonancias entre ambas situaciones que se conjugan en un tiempo muy particular.

Este forzoso paréntesis de la pandemia si bien aumenta los niveles de angustia, podría ser un facilitador, en tanto pausa, para la tramitación de los duelos y de la falta de garantías.

Atender en tiempos de pandemia es abrir un espacio para lo singular en un momento donde se dicen tantas generalidades. Atender virtualmente es sostener un espacio libre de virus, salvo que se nos meta uno en la computadora.

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