NÚMERO 31 | Mayo 2025

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Introducción al Número 31 «Escritura y Transmisión» | Adriana Cabuli

Con mucha satisfacción ponemos a disposición de los lectores este nuevo número de la revista digital.

Quienes transitamos el camino del psicoanálisis tenemos algo para decir sobre el acto de escribir y la transmisión que este acto supone.

¿Qué escritura se propicia en la experiencia analítica? El decir del analizante da cuenta del inconsciente y a nosotros los analistas, la posibilidad de ser lectores del mismo. El sujeto en análisis se convertirá en el mejor de los casos, en escritor de su propia historia.

Los psicoanalistas utilizamos el lenguaje, buscando el subtexto dentro del texto. La cura por la palabra posibilita el despliegue a través del decir, permite que el pensamiento siga su curso. La palabra escrita enriquece más aún, ya que al escribir y ser leídos por otro, aquel balbuceo de pensamiento pasa a tener un devenir nunca antes pensado por quien escribe. Cuando tomamos distancia de un texto, no siempre lo reconocemos como propio.

Entendemos que el acto de escribir opera como resistencia en momentos en que parecería que la palabra resulta banalizada. Sin embargo, no es del todo novedoso que la palabra se ponga en cuestión.  Fueron diversas las acciones que a lo largo de la historia intentaron acallar algunas voces.

En estos tiempos contamos con la Inteligencia artificial ¿crea textos, o los reproduce? Lo producido por la misma no contiene la espesura de lo humano, la duda, la incertidumbre, el entre líneas que el escrito humano porta. Estamos convencidos de que esa escritura no puede ser reemplazada.

Los invitamos a leer, recorrer y disfrutar lo producido en este número por diferentes autores.

Adriana Cabuli

Directora de la Revista Digital 2025

 

 

Acerca del autor

ACabuli

Adriana Cabuli

NÚMERO 31 | Mayo 2025

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Feria del Libro Buenos Aires | Laura Carrió

Hace 50 años que la feria internacional del libro se celebra todos los años en Buenos Aires desde 1975, impulsada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), que está integrado por diversas instituciones afines al libro y que organizaron la primera feria internacional. La organización fue durante varios años la de una sociedad de hecho, hasta que en 1985 se convirtió en la Fundación El Libro, que es quien lleva adelante el evento de la feria desde ese entonces. Este año la ciudad invitada de honor es Riad, la capital de Arabia Saudita.

Las raíces de la feria se remontan por un lado a influencias europeas, un ejemplo es la Feria del Libro de Frankfurt que es considerada la más antigua del mundo y tiene sus orígenes en el siglo XV, poco después de la invención de la imprenta por Gutemberg. 

Por otro lado, desde 1928-1930 ya había ferias del libro argentinas, organizadas en espacios comunes. Una muy recordada fue la primera Feria del Libro en Argentina, en el año 1928 y celebrada en el Teatro Cervantes, durante el mandato del presidente Marcelo T. de Alvear. Organizada por la SADE, contó con actividades culturales y artísticas, entre ellas ballet, teatro y música. Asimismo, contó con la presencia de figuras importantes de la literatura como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, entre otros. Esta fecha representó un hito significativo para las artes gráficas en Argentina.

La feria se organiza en La Rural y cuenta con distintos espacios, como salas con nombre de escritores importantes y pabellones de colores donde se disponen los stands de cada editorial. Allí podemos encontrar charlas de escritores, firmas de libros, festival de poesía, debates, propuestas culturales, actividades educativas, jornadas profesionales y muestras de arte gracias a un convenio de la Fundación el Libro con el Museo de Bellas Artes.

Este año estarán presentes plataformas como Neflix, Tik Tok y Movi, y coinciden con el estreno de El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín y Carla Peterson. Basada en la novela gráfica de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, da vida a una historia de supervivencia y resistencia de un grupo de personas a una invasión extraterrestre y una nevada mortal que arrasa con Buenos Aires. Con una concurrencia de un 10% más respecto a 2024 y un incremento en ventas de 20 a 35%, los comerciantes de la feria parecieran reafirmar la frase de la serie “nadie se salva solo”.

La feria como lugar de encuentro y reencuentro, permite el acceso a libros a una población mayor, apela a lo masivo pero también a lo inédito, permitiendo conocer distintos autores y editoriales más pequeñas. Promociona la lectura en las distintas franjas etarias, acercando a niños y jóvenes al hábito de leer. 

Facilita el encuentro entre lectores y autores, a través de charlas, debates y presentaciones de libros, enriqueciendo la experiencia de usuario. Y genera un impacto económico para la ciudad y la industria, creando movimiento en el turismo al acercar autores de renombre nacional e internacional.

Acerca del autor

Laura Carrió

Laura Carrió

NÚMERO 31 | Mayo 2025

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¡Qué linda la nena! | Susana Bauer

Hace ya un tiempo que algunas de mis amigas se convirtieron en abuelas. A partir de ese momento, las conversaciones viraron del tema “parejas” al tema “nietos”. Y las flamantes abuelas que supieron ser mis amigas empezaron a enviar por Whatsapp fotos y descripciones de cualquier pavada que hicieran los nietos. Dado que estos hábitos se multiplican y se extienden hasta el presente, a mí, particularmente, se me acabaron los adjetivos de mi acervo lingüístico para alabar a los pequeños monstruos. ¿Qué más podría agregar a: qué divino, simpático, lindo, juguetón, inteligente, pícaro, amoroso, si te envían 500 fotos por día? Qué tentación tuve siempre de expresarme con los adjetivos que realmente me despiertan esas criaturas, por ejemplo: qué oscuro, frío, cínico, asqueroso, tonto, antipático, feo, abominable. A veces también me mandan videos que llenan pronto la memoria del teléfono, lo cual me obliga a comprarme un nuevo modelo de móvil que soporte filmaciones de Luli comiendo un helado, Andresito con su enterito nuevo, Lucas tomando la teta a demanda, Paco diciendo papá, Lolita con un caprichito. En los encuentros presenciales, me cuentan anécdotas de los engendros, acompañadas de nuevas fotos. Y algo hay que decir. Para no repetir los adjetivos arriba enumerados, siempre llevo conmigo un diccionario de sinónimos que consulto escapándome al baño. Una vez fui al baño de un bar sin mis lentes. Tuve que solicitar a una señora que estaba lavándose las manos que me leyera algún sinónimo de “primoroso”. La señora no sólo me mojó el diccionario entero sino que me informó que ese término no figuraba en mi libraco. 

Cuando mi sobrina tuvo a su primera hijita y me la mostró apenas nacida, me pareció horrible. Con toda esa cara arrugada y colorada, haciendo movimientos inconexos con los brazos. Encima con ese pelo negro, sin ningún parecido con nuestra familia ni con la del supuesto padre. Y tal como mencioné respecto de los nietos de mis amigas, comencé a recibir en el grupo de Whatsapp familiar las fotos de esta niñita que lleva algo de mi sangre. Pero ni eso pudo conmoverme. Estos gnomos son la peste. Un día mi hermana convertida en abuela me contó que le cambió el pañal a Juanita. Y agregó con orgullo: “Tenía caca hasta el cuello. ¡Y no sabés el olor que tenía!”. ¡Qué rica la nena! En ese mismísimo momento pensé: “Espero que Juanita aprenda a controlar esfínteres pronto, porque si alguna tarde me toca cuidarla y se caga, cagué. 

Llegó el día del niño y quise regalarle un juguete didáctico. Fui a una juguetería y le pregunté al vendedor por un juguete para una nena de dos años. Me mostró un juego de encastre que según él tenía grandes beneficios: estimulaba la psicomotricidad, desarrollaba el reconocimiento y la diferenciación de formas, colores, tamaños, objetos, letras, números, y estimulaba el desarrollo de la atención, la observación, la solución de problemas, la creatividad, la paciencia. Puse los ojos como plato y lancé: “Jodeme que hace todo eso”. ¿No lo venden en pastilla? Me lo comería entero si logro todas esas habilidades”. Se lo compré. ¿Y qué sucedió? Lo primero que hizo Juanita fue meterse las piezas en la boca. Me parece que ella también habría preferido las pastillas.

 Juanita empezó el jardín. De nuevo 800 fotos de Juanita en delantal, saludando a la mamá, dándole un beso a la maestra, mostrando su mochila nueva, con un compañerito que llora. ¡Pobres docentes, tener que soportar a 15 especímenes rompiéndoles la paciencia!

 Un día mi sobrina me invitó a un acto escolar. Cuando nos encontramos en la escuela, me comentó que Juanita no había dormido bien porque tenía que actuar de árbol, y ese papel la ponía muy nerviosa. Una vez terminado el acto me preguntó si me podía dejar un rato a la nena porque tenía que hacer un trámite y su madre, o sea mi hermana, estaba de viaje. Me habría encantado ser yo la que pudiera irse de viaje en lugar de mi hermana. ¿Qué le había pasado? ¿Se había olvidado de que era abuela? No voy a describir el estado en que quedó mi casa luego de que se fuera la niñita. Estaba inspirada para escribir su nombre con marcador en  las paredes de mi casa. Cuando le pedí que no lo hiciera más, me espetó: “¡yo sé cuáles son mis derechos!” Durante las dos horas que duró el martirio tuve que simular sonrisas y festejar a la nena, tal como me había indicado mi sobrina que hiciera para que Juanita no se frustrara. El análisis me está ayudando. Estoy aprendiendo a controlarme. 

Acerca del autor

Susana Bauer

Susana Bauer

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Entrevista a Paula Marull | Adriana Cabuli y Débora Slonimski

En una conversación  ágil y amena, conocimos y entrevistamos junto con Débora Slominski a la dramaturga, directora y actriz Paula Marull, quien tiene en este momento dos obras de su autoría en cartel: “Lo que el Río Hace”  y “Yo no Duermo la Siesta” Nos contó sobre el proceso creativo teatral y compartió con nosotras el lugar desde donde se nutre para escribir sus obras. En una interesante charla nos permite conocer su contexto, muy argentino e enriquecido por anécdotas locales. Los invitamos a escucharla.

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Entrevista a Enrique Ascaso | Adriana Cabuli y Federico D’Onofrio

Enrique Ascaso, un gestor fundamental en el convenio con UNLaM, nos cuenta los derroteros atravesados para llegar a ese fin. Gracias a su visionaria interpretación del contexto histórico, y a los cambios ocurridos en el país y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se ve impulsado a proponer esa osada pretensión, novedosa para aquel momento. La presentación de tesis promovió la escritura y transmisión del conocimiento psicoanalítico. Hecho que resulta muy enriquecedor para nuestro saber, y que colabora y posibilita el desarrollo del psicoanálisis, en especial en ámbitos de habla hispana.

https://youtu.be/0-r-rtSOk3c

 

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Presentación del libro “Entretejiendo teorías : aportes para una ingeniería de la mente” | Pablo Slemenson

El presente libro intenta abordar el comportamiento de la mente humana desde una perspectiva transdisciplinaria. Surge de la convicción de que la ciencia es una sola y que el mundo real existe más allá de que lo comprendamos o no. Es un continuo, no homogéneo, con distintos niveles de organización y complejoda. La división de la ciencia en disciplinases solo un procedimiento metodológico que tiene que ver con las limitaciones cognitivas de nuestra mente. Pablo Slemenson utiliza conceptos de diversas disciplinas, desde la etología al psicoanálisism desde la teoría de sistemas, el almacenamiento y la comprensión de datos, la representación distribuida, efectos de la propaganda y el marketing en la formación del inconsciente, etcétera. No lo hace metafóricamente ni eclécticamente, sino como integración de niveles de complejidad.

Las formulaciones metapsicológicas, especialmente las económicasm el seguimiento de los caminos de la energía psiquíca o su equivalente en ansiedad o angustia son una interesante guía para explorar los caminos del psiquismo y sus transformaciones. Permite hacer hipótesis sobre las pulsiones ylas vías que la sociedas va forjando y habitando. En los capítulos finales se formulan hipótesis acerca de la operación de factores sociales en la evolución de los individuos y las tendencias que se estás viviendo actualmente como los efectos de la incertidumbre, de las fake news o las posibles guerras. Si llegáramos a comprenderlas podríamos intentar modificarlas. 

Acerca del autor

PSlemenson

Pablo Slemenson

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De Depresiones y Melancolías | Gabriel Trebliner

Ciclo científico. “Dolor, pánico, ansiedad, lo actual en el desvalimiento”

Desde hace un tiempo es inescindible pensar las manifestaciones fenoménicas de las cuestiones actuales del hecho, del contexto y de las condiciones subjetivas de la persona que acude a la consulta. Se podrá pensar en la obviedad, cierta, de la afirmación precedente, aunque, vale la pena insistir en que ninguna subjetividad escapa a su época. Elementos que me ayudan a pensar en el título que da lugar a la propuesta de este ciclo científico.

Me pregunté por la aseveración del título, ninguno de los componentes que lo forman son actuales ni novedosos, ni en nuestra teoría ni en nuestra práctica, menos actual aún es el desvalimiento, por ende, siguiendo con mi pregunta, el interrogante se desplazó hacia el porqué del título y lo novedoso, que, si lo tiene, la incógnita planteada en la cuestión de lo actual. Las problemáticas clínicas más frecuentes, en la práctica con adolescentes, aunque no sólo, no dejan de estar relacionadas con la pregunta acerca de quién soy y quien es el otro semejante. Preguntas que van anudando situaciones, en algunos casos complejas, que traen el intento de respuesta a modo de reflexión o en modo de acto, acto que, por su ubicación, diría Freud, en términos del agieren nos propone una intervención del lado del intento de seguir bordando la posibilidad de agrandar el campo del proceso secundario. Hasta ahora nada nuevo. Nuestra labor, en ese sentido, creo, sigue ligada a las enseñanzas de los trabajos técnicos de Freud y de toda implementación clínica que de allí se deriva. Adolescentes que se presentan atravesados por cuestiones donde es difícil deslindar el campo de la depresión del campo de la melancolía. Pacientes que presentan conductas ligadas a las autoinjurias, los consumos (de todo tipo), las afirmaciones acerca del cómo se autoperciben.

Últimamente, en mi práctica, aparecen cada vez con más frecuencia impulsividades en modo de desafíos vehiculizados en forma de apuestas. Insisto, nada novedoso. Aunque quizá lo nuevo esté en la pregunta por el lugar que ocupa y el ser que sostiene la conducta de la persona que la ejerce. Es decir, me parece, que lo actual novedoso (tributario de la época) es poder pensar en la consistencia subjetiva que porta quien está definitivamente atravesado por lo inmediato y la convicción que la completud, la felicidad, la totalidad de lo que se anhela es factible. Me posibilita pensar en estas cuestiones, más allá de los autores psicoanalíticos en los que me referencio, algunas formulaciones de Franco Berardi y Byun Chul Han. Ambos desde miradas diferentes ayudan a pensar, interrogar, fenómenos actuales de la subjetividad que son ciertamente diferentes a los del comienzo y surgimiento del psicoanálisis, de las décadas de los sesentas y setentas, para encontrarnos con la actualidad donde vemos sujetos cada vez más empobrecidos, no sólo económicamente sino también simbólicamente. Desde esa perspectiva puedo estimar, conjeturar los fenómenos de la depresión y sobre todo de la melancolía (no del modo de lo descrito por la psiquiatría) como formas ligadas a la insatisfacción pulsional por la imposibilidad de cumplir con el ideal y el imperativo social de la satisfacción inmediata y la completud anhelante. Momentos en donde lo subjetivo queda en cierta opacidad eclipsados por la confusión que representa ir tras un imposible y el consiguiente vacío que representa la no concreción de ese mandato. Los filósofos antes mencionados trabajan en relación a la ilusión de una comunicación inmediata y la paradoja de ese imposible que al decir de Han (habla de una sociedad del rendimiento y del cansancio) instala una sociedad del control y la manipulación que trae como consecuencia un abatimiento y abandono de la posibilidad de encontrar “eso” que se busca. Berardi nos habla, entre otras cuestiones, del efecto de la tecnología y la ilusión-promesa de lo inmediato y sus efectos, sobre todo en los jóvenes, y el empobrecimiento simbólico y, por supuesto personal, que eso genera.

Z, varón de 16 años, sesión tras sesión trae su languidez y falta de motivación que produce un estar sin estar en los lugares que ocupa y una falta, al decir de él mismo, de ” atención” por lo que lo rodea. Las situaciones se van sucediendo sin que Z pueda transmitir nada que le llame la atención más allá de tik tok. Hace poco escuché que aquellos tik tokers que tienen cierto éxito, es decir, seguidores, tienen que conseguir captar la atención de quienes los miran en los primeros veinte segundos, si eso no sucede viene el dedo ajusticiador que cambia la pantalla y decreta la defunción virtual de aquel que pretendía aprehender la atención del visualizante. El tik tok es el espacio ¿deseante? de este joven que no expresa ni interés ni deseo, es decir “atención”, en nada que lo rodea. ¿Cómo sería, me pregunto, un diagnóstico en términos clásicos de Z, ¿depresión? Falta absoluta de interés en los seres que lo rodean y en los objetos que están a disposición. Sin embargo, creo que Z está en movimiento, uno muy especial y muy particular; la plataforma que él consume con asiduidad le permite, por veinte segundos, sentirse en conexión e interesado en aquello que se le presenta como una totalidad, y el lugar que promete la ilusión de la conexión absoluta.

M. varón de 28 años, vive sólo, trabaja desde su casa y sus contactos con el exterior, se dan fundamentalmente por discord, plataforma donde se encuentra casi cotidianamente con sus amigos, a los que no ha visto nunca de manera presencial y con los que tiene una relación de cercanía y afecto. La posibilidad del trabajo home office hace que M salga a la calle en contadísimas ocasiones en las cuales, a lo sumo va al kiosco porque según me dice, no puede comprar cigarrillos por plataformas de delivery, porque eso solo no le traen. Lo demás está a tiro de un clic, desde la compra del supermercado a sexo o trámites bancarios, p. ej. Para M un mundo casi ideal, porque como sabemos el ideal absoluto no existe y, en contadas ocasiones tiene que salir. M es una de esas personas a las que la pandemia y la cuarentena subsiguiente le hacen decir que fue uno de los mejores momentos de su vida. No tenía que dar explicaciones, nadie se las pedía, ni tenía que justificarse frente a él mismo. El mundo estaba en las cuatro paredes de su casa. ¿Es M un melancólico que se refugia en una retahíla de autorreproches y flagelaciones personales? No, es alguien, que como muchos jóvenes de la época sostienen que afuera no hay nada bueno y que en su casa él tiene todo lo que quiere y necesita. ¿La soledad?, bien gracias.

Por último, como viñeta, R 23 años, es una joven que en poco tiempo ha tenido cierto éxito como youtuber, con una cantidad importante de seguidores y de allí el beneficio económico subsiguiente lo cual la condujo a participar de un canal de streaming que le dio aún mayor visibilidad. Hasta allí parecería la historia ideal de la época, alguien que se “hizo sola” y a partir de eso creció en un mundo muy apreciado por muchas personas: el de la imagen y la popularidad. Hasta que empezó a ¿ser? víctima de ese mundo, por una situación cotidiana la comenzaron a hatear y comenzó a perder popularidad, lo cual comenzó a traerle situaciones de angustia, dificultades en el sueño, laceraciones e impulsividades varias y perturbaciones en el vínculo con sus colegas.

A diferencia de las situaciones clínicas antes citadas, pienso, que la situación de R es una respuesta a un registro de la presencia de un semejante, que para R tiene una consistencia atrapante y que la define por lo negativo, ella no es por lo que los haters dicen. Encuentro allí un lugar, no exento de sufrimiento, de registro de un otro cruel, pero otro al fin. Los autores antes mencionados hacen hincapié en la transformación de la sociedad en el pasaje del estado de bienestar a lo que llamamos el estado neoliberal .Diferencia fundamental en términos del lugar que ocupa el ciudadano-sujeto y el vínculo con sus congéneres, a medida que va transcurriendo esa mutación en la configuración política de los estados se van sucediendo los fenómenos de radicalización de grupos políticos fogoneados por el poder económico que, por supuesto , detenta también el poder simbólico y como venimos escuchando tienen la capacidad de formar nuevas subjetividades. La radicalización que observamos es la de los diferentes gobiernos y líderes políticos, de cualquier signo, que van generando esa transformación en la subjetividad en la cual el rol del estado cambia y se ubica en un más allá de los ciudadanos personas. Es más importante cerrar el déficit fiscal, cosa importante, independientemente de quien padezca las consecuencias. Podríamos decir que hoy el estado no prohíbe, no regula, no protege, no ampara, con las consecuencias sociales personales y subjetivas consiguientes. Cómo pensar, entonces, en este contexto que al decir de los historiadores viene sucediendo desde comienzos de los setentas, donde el paradigma productivo dio lugar al cambio del paradigma al de lo financiero, es decir el comienzo de la pérdida de puestos de trabajo y la cada vez mayor dificultad de reinserción laboral y el consiguiente deterioro de las condiciones de vida y el efecto sobre la subjetividad. Empiezan a hacer su aparición los discursos antiinmigrantes, la aparición del semejante como un competidor a vencer y, cada vez más presente el lugar del “emprendedor”, nuevo eufemismo del “arréglate como puedas y si no podes seguro es “culpa” tuya”. Describo estas situaciones intentando encontrar una respuesta posible a la cuestión de lo actual del desvalimiento, desvalimiento como aparición de un lugar cada vez más acentuado por la fragilidad y encierro personal que este modelo propone. No hay modelo perfecto, es decir, no hay “una felicidad” garantizada, lo que si empezamos a ver es el efecto de un modelo que sólo promete lo que no va a cumplir, felicidad, inmediatez, completud. Y que genera un efecto masa, donde la deposición del poder en el líder diluye el lazo social con el efecto subjetivo que eso produce.

Para finalizar, parafraseando lo dicho unas líneas más arriba acerca del estado. La familia, en este contexto, ¿ampara, regula, prohíbe? Por supuesto que esto no es un intento de generalización sino interrogantes a los que me llevó a pensar lo planteado en el título antes mencionado del ciclo científico de la Escuela. Las preguntas como estímulo para más preguntas y el encuentro con algunas respuestas. 

Bibliografía

Berardi, F. (., & Picotto, D. (2010). Generación post-alfa : patologías e imaginarios en el semiocapitalismo (1a ed., 1a reimpr.). Tinta Limón.

Han, B.-C. (2017). La sociedad del cansancio (2a. ed.). Herder Editorial. 

Han, B.-C., & Bergés, A. (2021). Psicopolítica : neoliberalismo y nuevas técnicas de poder (2a ed.). Herder.

Freud, S. (1917). Duelo y Melancolía. En Obras completas (Tomo XIV). Amorrortu.

Freud. S. (1920). Mas Allá del principio del Placer. En: Obras completas (Tomo XVIII). Amorrortu.

Freud. S. (1920). Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina. En: Obras completas (Tomo XVIII). Amorrortu

Acerca del autor

GTrebliner

Gabriel Trebliner

NÚMERO 31 | Mayo 2025

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Devenir psíquico. Devenir otro | Laura Borensztein

La epocalidad de nuestras ideas

El actual ciclo científico de la escuela se propone, nos propone pensar y debatir tres ejes: el devenir psíquico, lo constitucional y el azar. Y la invitación de este panel invita a ponerlos en relación con las familias.

Años atrás, Julio Moreno escribió un hermoso trabajo, ¿Hay lugar para lo indeterminado en psicoanálisis? Allí, planteaba lo siguiente: “La hipótesis determinista afirma que nada acontece sin razón porque cada efecto tiene una causa que lo antecede y determina -principio de razón suficiente-. La hipótesis realista sostiene que la existencia de los fenómenos es independiente del hecho de ser estos observados y que, además, la observación no altera los hechos observados ni estos la observación.” (Moreno,2000)

Determinismo y razón suficiente, son las condiciones epocales en que Freud inventa el psicoanálisis, resalto “inventa”. Todo conocimiento, todo lo que existe es efecto de un ideal trascendente nacido de las relaciones causales y del realismo. El psicoanálisis no estaba esperando ser descubierto. Tampoco ser inventado. Aunque pese a lo acontecimental de su creación, su lógica conceptual no puede desanclarse de la modernidad.

Contemporáneamente al avance del psicoanálisis, los desarrollos de la física cuántica sacudieron fuertemente la hegemonía del determinismo y de la razón suficiente. Lo cual cómo señala el físico Carlo Rovelli, se expresa en: “la realidad no es lo que parece”.

¿Cómo serían otras condiciones para deconstruir el determinismo, la razón suficiente y el realismo?

Foucault, va a plantear otra episteme.  Se trata de algo no considerado previamente: no cabe un campo científico que pueda excluir a las personas. Son las personas quienes establecieron los límites de la razón y la verdad, e históricamente le atribuyeron a esta última, su carácter eterno, necesario, universal y ahistórico. O sea, su condición trascendente.

Esta ineludible participación de las personas viene a enunciar que el desarrollo científico, el pensar, sólo pueden ser producciones epocales, históricas e inmanentes. De este modo, lo político-social, es lo que crea las condiciones para que un discurso produzca efectos de verdad y todo saber, es efecto de consensos entre las personas y de las relaciones de poder puestas en juego.

Actualmente, la mayoría de las disciplinas cuestionan las ideas que eran hegemónicas y centrales de la modernidad para pensar cualquier desarrollo científico serio.

Una buena razón para ello tiene que ver con la imposibilidad de alojar toda “novedad radical” que acontezca, pues ¿cómo cabe allí, donde reinan la causalidad y la razón suficiente?

Volvamos entonces a los ejes citados al inicio: devenir psíquico, lo constitucional, el azar y las familias.

Al plantear devenir psíquico entre lo constitucional y el azar, o familias y devenir psíquico, les confieso que me encuentro ante un problema para hacer un discernimiento, una distinción. No me es posible, pues se trata de un indecidible, es cómo intentar separar y distinguir, el café de la leche que tomo cada mañana.

Entonces, nos invito a preguntarnos las condiciones con las que pensamos, trabajamos y vamos deviniendo analistas.

Descubrir américa. Inventar América

Freud pudo y se atrevió a aventurarse en otro territorio. De pronto, la histeria no era una locura de las mujeres derivada del hecho de tener un útero, sino que se trataba de los modos posibles de expresar lo que lo epocal sancionaba como una in-adecuación.

Hasta ese momento, el criterio psicopatológico que primaba era una ruptura de las relaciones de causa y efecto dadas por una degeneración. O sea, el eje constitucional.

En aquellas clases con Charcot en el hospital de la Salpêtrière, “entre” lo que Charcot exponía, lo que las “histéricas” expresaban y Freud, se crearon las condiciones para que Freud percibiera alguna inconsistencia sobre lo que decía Charcot, lo cual sirvió de piedra basal para inventar el psicoanálisis.

Freud pudo pensar algo diferente respecto a las “histéricas”, se topó con una dislocación. Pudo ver con otros ojos. Una dislocación permite pensar lo inexistente hasta entonces.

No se piensa lo que no se ve.

Construyó así el psicoanálisis, crear lo que no existía hasta ese momento, posicionarse en otro lugar; aunque simultáneamente, pensaba desde el modelo determinista y realista de su época. Lo que podemos llamar devenir psíquico. Le resultaba un imposible salir de la oposición binaria – constitucional/azar-.

Las series complementarias las incluye de algún modo, para sostener por un lado las condiciones causales, pero también para resolver la cuestión del azar.

Freud y el psicoanálisis cabalgaron a dos aguas entre los consensos normatizados del determinismo y la razón, y simultáneamente atreviéndose a con-mover lo pensado hasta entonces.

Es cómo la diferencia entre pensar que América estaba allí y sólo hacía falta descubrirla o que América es inventada al llegar los españoles. Diferencia que a veces, aún hoy, nos resulta difícil poder pensar.

Devenir psíquico. Devenir otro.

Los vínculos, la vincularidad, no fue un tema a considerar durante mucho tiempo por el psicoanálisis. Comienza a introducirse primero con el trabajo grupal, y luego, cuando quienes trabajaban con pacientes esquizofrénicos, consideraron la inclusión de las familias, para lograr cambios y tratamientos más efectivos.

El andamiaje bajo el cual comenzó a forjarse una clínica de los vínculos era el de la modernidad. O sea, el determinismo, el estructuralismo, la causalidad y la linealidad temporal, las lógicas identitarias y binarias, el carácter nuclear de los complejos. La modernidad pensó a la pareja y a la familia con un modelo universal y atemporal, bajo similares condiciones subjetivantes.

Se trataba entonces, de develar las causas inconscientes reprimidas, escindidas, desmentidas, etc., para desmantelar la producción sintomática. Todo ello, de la mano de analistas trabajando desde una posición de abstinencia y neutralidad.

Diversos modos de nombrar el trabajo con parejas, familias y grupos lo ilustran: estructura familiar inconsciente, colusión, pactos y acuerdos, etc.

Durante bastante tiempo, quienes trabajamos con vínculos también sosteníamos estas ideas.

Dichas teorías planteaban las relaciones entre las personas haciendo eje en el devenir psíquico, es decir en la trama de las relaciones entre sujeto-objeto de los miembros de una relación. El otro era un semejante. Se trataba de distinguir las alteridades y las representaciones en juego, de las mutuas proyecciones de la relación.

Pero…en algún momento algo comenzó a hacer ruido.

Para la época en que Moreno escribió el artículo mencionado anteriormente, muchos psicoanalistas tomamos contacto con las ideas de Badiou respecto al acontecimiento.

¿Cómo pensar una novedad radical con una concepción determinista? ¿Cómo podía, cómo puede, aspirarse a neutralidad alguna?

En uno de los múltiples debates de aquella época, Ignacio Lewcowicz hizo una distinción clara para entender y poder pensar que es la idea de Acontecimiento de Badiou. Pensar cambio, planteó, no es una transformación de lo mismo. Cambio es algo otro, algo que no estaba en lo previo.

En un trabajo anterior escribí lo siguiente, que comparto con ustedes hoy aquí. “¿Cómo pensar otras condiciones posibles? ¿Cómo pensar el azar no como serie complementaria sino como inherente al hecho de vivir, de existir? ¿Se puede pensar la caída de la hegemonía patriarcal, el feminismo, los debates sobre identidad de género, los profundos cambios que las tecnologías derraman incesante y vertiginosamente, con un modelo identitario y binario?”

Diana, una madre de 94 años le dice a una hija, Vivi de 63. “Yo sé lo que es bueno para vos porque soy tu madre”. Muy diferente a la fina creatividad de Quino en el siguiente diálogo entre Mafalda y su madre: “Pero… ¿por qué tengo que hacerlo? ¡¡Porque te lo ordeno yo, que soy tu madre!!!¡¡si es cuestión de títulos, yo soy tu hija!!! ¡Y nos graduamos el mismo día! ¿O no?

La diferencia entre ambas madres y Mafalda refleja lo que significó el cambio de paradigma. La primera situación vincular, está saturada de certezas alrededor de la representación madre-hija y no es hospitalaria para introducir la ajenidad de cada una. Primero hay madre que instituye y da sentido. Cómo así también ocurre en las palabras de la madre de Mafalda.

Los dichos de Mafalda expresan lo que implicó pensar que la subjetivación no se instituye desde un afuera, sino que es una producción vincular. Qué no hay primero pareja, luego familia, luego madre, luego hijo. No se trata de devenir psíquico. Se trata de devenir otro. Otro con otros.

El cambio de paradigma significó conmover y cuestionar conceptos. Autores como Berenstein, Puget, Moreno, Rodulfo entre otros se atrevieron a ello.

Surgieron entonces otras ideas respecto al concepto de pulsión, a la relación entre inconsciente e historia, a la diferencia entre representación y presentación.

Lo vincular invitó a pensar en situación, a pensar sin centro, a pensar sin anticipación posible. También llevó a incluir y visibilizar la incertidumbre del vivir, y por, sobre todo, a pensar que lo vincular es una producción entre dos o más, donde sólo cabe la mutua afectación que la presencia de uno y de otro imponen.

“¡Quiero que diga, nunca habla! ¡No sé qué piensa! dice Jere.

Bueno…te cuento. No entiendo que te fueras a un bar y vuelvas a cualquier hora, intenta acercar Mati.

¡Ah, no, así no se puede!  ¡Yo no estoy dispuesto a esto!, grita Jere.”

¡Qué difícil es pensar la descoincidencia! Estar con otro, como el vivir, son experiencias inciertas, inanticipables. Pedir que otro hable, pero diga lo que uno espera, implica pensarlo y tratarlo como un objeto representacional. Inevitablemente producirá sumisión o violencia.

Los desarrollos teóricos vinculares llevaron a distinguir entre el semejante y el otro, entre la representación y la presencia.

El otro y el otro que uno es para el otro, exceden a toda representación. No hay modelos, no caben universales. Inevitablemente dislocaciones, desacoples acontecerán en cada encuentro. Sacude todo posicionamiento narcisista. Las vincularidades son experiencias singulares producidas una y otra vez entre quienes participan de la producción vincular.

Como el dale que jugamos de los niños, no anticipa el jugar y sus afectos. Se trata de lo que se presenta y sus efectos en ese momento, en el presente.

Jere, como Diana, como la madre de Mafalda con sus palabras expresan que el otro tiene que coincidir con lo que esperan. ¿Cómo cabe allí un devenir otro, un cambio si se espera lo pensado de antemano?

“Gabriel está jugando en el jardín con sus compañeritos. De golpe se desvanece, las maestras corren rápidamente en su auxilio, la directora llama a los padres. Asustadas imaginan algo terrible. Al encontrarse con el pediatra, le pregunta, ¿qué pasó Gaby? La calesita daba veltas y veltas…”

Lo cotidiano nos expone a toparnos con situaciones conocidas o no, con elementos dispersos. No todo lo innombrable es por falta de simbolización. A veces simplemente es porque no tiene existencia previa y se trata de algo impensado.

Si lo incluimos, cómo plantea Puget, percibimos la inmensidad de lo ajeno. Cómo el hecho mínimo de preguntar, ¿qué pasó Gaby?

“Entre enojada y apenada, Paula le pide a su madre: no quiero que me sigas preguntando y presionando por la carrera, cursé este tiempo y no me gusto…ya está.

Pero… ¡es la tercera carrera que empezás y dejás!, ¡¿cuantas más?! le responde su madre.

¡Nunca confían en mí!, insiste Paula. No me gusta estudiar las carreras que a ustedes les gustaría que yo elija. Quiero probar otras e ir viendo que me pasa, que me gusta. ¡No soy intelectual como ustedes!

¿Qué se juega entre el cursé este tiempo, no me gustó, el no soy intelectual como ustedes de Paula, y el empezás y dejás y cuántas más de la madre?

¿Puede Paula explorar y elegir más allá de los ideales y la representación que sus padres imaginan? ¿Pueden los padres aventurarse a territorios inciertos?

¿Se trata de poner en el centro que Paula es adoptada, marca de origen, y entonces todo desvío de los deseos y ambiciones parentales visibilizan la impropiedad respecto al ser hija de ellos? Idea determinista e identitaria.

¿O se trata de considerar, qué lógica se pone en juego en las diversas modalidades de la vincularidad familiar? Soportar que el otro es otro y que no hay lazo de sangre alguno que pueda convertir al otro en “mi semejante”.

El otro, es invariablemente un ajeno. Su ajenidad es aquello que excede a toda representación posible, a todo objeto proyectado. Su presencia no tiene representación posible. Sólo le cabe presentarse, al igual que su ausencia.

La representación se construye alrededor de representaciones existentes.

Pensar desde una perspectiva la vincular, implica entonces que las condiciones del vivir sólo pueden ser azarosas, ya que toda marca, huella de origen, asientan sin fijeza alguna en los modos de producción vincular, que son cambiantes, discontinuos y en permanente devenir.

Estar con otro es un trabajo emocional particularmente arduo, decía Berenstein. Planteando una diferencia teórica respecto al vínculo y a la pulsión. “La presentación de lo inaccesible es el motor del vínculo y aquí se postula una diferencia importante con respecto a la idea de que el vínculo se despliega con el cumplimiento de lo representado.” Quizás hallemos allí la diferencia sustancial entre “vínculo” y “pulsión” aunque después se piense que pueda recubrirse y engañosamente usarse a la segunda como determinante del primero. (Berenstein, 2004)

La presentación hace tope a la representación. Nos obliga, como estamos haciendo por ejemplo hoy aquí, a hacer lugar a lo que se presenta y eso produce un pensar.

14 de mayo 2025

Bibliografía

Berenstein, I. (2004). Devenir otro con otro(s). Ajenidad, presencia, interferencia. Buenos Aires, Paidós.

Borensztein, L. (2025) Sufrimientos vinculares. El desafío de construir lo común. 8° Presentado en el Panel “Nuevas configuraciones Familiares” en el Congreso COFAP-IPA 2025. Psicoanálisis de Pareja y Familia: Urgencia y Esperanza.

Borensztein, L. (2024). Babel, semejanza y diferencia. Algunas consideraciones sobre los términos en las teorías y la clínica vincular. En G. Abadi (comp.), Movimientos y dislocaciones en psicoanálisis vincular. Lugar.

Borensztein, L., (2015) Pensar en pensarlo Psicoanálisis; 37(2/3): 441-455, 2015

Foucault, M., (2014) Las redes del poder. Prometeo Libros

Lewkowicz, I. (1998). “Irrupción del acontecimiento”. Seminario del Área de Pareja y Familia. Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires.

Moreno, J. (2000) ¿Hay lugar para lo indeterminado en psicoanálisis? En I. Berenstein (comp.), Clínica Familiar Psicoanalítica. Estructura y Acontecimiento. Paidós

Puget, J. (2015) Subjetivación discontinua y psicoanálisis. Incertidumbre y certezas. Lugar.

Rovelli, C. (2015) La realidad no es lo que parece. Tusquet Editores.

 

 

 

Acerca del autor

Laura Borensztein

Laura Borensztein

NÚMERO 31 | Mayo 2025

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Psicoanalistas Dixit

Compilado por Adriana Cabuli

(Encontrarás el desarrollo de estos artículos en este mismo número)

“En la carta 52 a Fliess, Freud considera escritura a la huella que deja lo vivenciado en el psiquismo, marcas de una satisfacción perdida que busca reencontrar.

Distintas retranscripciones nutren de cualidades diferentes y singulares lo escriturado.

La escritura está allí donde lo perdido de una satisfacción ya imposible se impone como movimiento deseante en el intento de recuperar algo de lo perdido.

Como psicoanalistas escuchamos eso escriturado a nombre propio, escritura singular, en la sesión de análisis, razón por la cual invitamos a la asociación libre del paciente. Escuchamos eso del significante que ha decantado como letra que nos permite la interpretación, escritura que no es ajena a la pulsión en juego ya que nada se escribe en el psiquismo sin investidura.

 Es el psicoanálisis el que hace posible que esas escrituras a las que el sujeto ha quedado fijado, que implican una repetición más allá del principio de placer, puedan cederse transferencia abriendo un camino sublimatorio singular: la creación de algo nuevo que anuda pulsión con deseo”.

Nora Rabinovich

 

“Así como Freud fue inventor, no descubridor, nosotros somos también inventores, creadores. De algún modo lo escrito y su transmisión convierten en acto nuestros planteos al ser validados por otro; es que desde el vamos necesitamos de otro, por el desamparo, por la pérdida fundante. Escritura y transmisión nos brindan esos momentos fugaces de felicidad o de expansión narcisista. La escritura se convierte en necesidad en nuestra práctica. En los inicios de la tarea observamos cómo los jóvenes analistas escriben todo lo que el analizante les dice. Y cuando les decimos: “escuchá, no escribas”, o “escribí después, confiá en tu inconsciente” tratamos de transmitirles que las palabras importantes quedarán, aunque en desorden, grabadas en su inconsciente, el del analista que escucha, como JARUT grabado que luego devendrá en JERUT, libertad.

La escritura es un duelo, pero un duelo necesario porqué así como el duelo es un trabajo también lo es la escritura. En ese duelo habrá momentos de angustia, por ejemplo, ante la hoja en blanco, otros de inmensa alegría, a veces, en el mientras tanto y paradójicamente de tristeza, casi melancólica al concluir la escritura.

“Perla Frenkel

 

“¿Podemos pensar la escritura como una manera singular de “hacer texto”? Si escribir supone una operación sobre la lengua y el sentido, ¿de qué manera se articula con la creatividad y la sublimación? Si, como señala Freud (1908), la sublimación constituye uno de los destinos posibles de la pulsión, ¿cómo se articula esta vía con la producción escrita? ¿En qué medida escribir puede ser entendido como un modo de tramitar lo innombrable, de bordear lo traumático, y al mismo tiempo dar forma, crear?

La escritura, entonces, no sólo narra, sino que cifra; no sólo comunica, sino que transmite una experiencia. En esa tensión entre el decir y el silencio, entre la simbolización y el agujero, se juega una política de la memoria. Escribir es intervenir sobre lo vivido, recuperar huellas, restituir sentidos allí donde el olvido o la violencia pretendieron borrar. La escritura se vuelve también acto político, inscribe en el cuerpo social aquello que insiste en retornar, sosteniendo una ética del testimonio, de lo que no debe quedar silenciado.

La escritura no sólo expresa una subjetividad, sino que también porta huellas de un tiempo, marcas del deseo y ecos de lo indecible. ¿Qué se transmite cuando escribimos? ¿Es solo el reflejo de una época o algo que resuena más allá del tiempo, anudando la memoria individual y colectiva? La transmisión no es solo el acto de comunicar saberes o teoría; es también el modo en que se aloja en las narrativas —personales, históricas o ficcionales— que organizan el mundo simbólico, permiten a la vez el despliegue de una lengua errante, hecha de fragmentos, silencios y restos, portadora de una memoria en continuo devenir.” 

Graciela Reid

 

“Frente a una estructura sociocultural en la cual el tiempo constituye la mercancía más valiosa debido a su escasez programada, actuando como moneda de cambio que debe ser hábilmente utilizada en pos de cierta eficacia productiva, detenerse a escribir utilizando recursos literarios, descripciones, juegos de palabras, demora la vorágine, produce un freno en la obligación de someterse al imperativo de eficacia en el uso del tiempo y los espacios. La escritura se convierte así en un instrumento para la demora, la pausa, la lentitud, el rodeo por el camino largo. Un acto insurrecto que impone una brecha a la lógica de mercado, eficiencia y productividad epocal. Un demorar el ritmo vertiginoso, que al modo de una espina se clava en la voraz máquina de inmediatez. Reivindicación de una existencia humana por fuera del bombardeo de estímulos, estructurados en base a cálculos algorítmicos que ofician de mecanismos de control. 

El tiempo de la escritura hace estallar al tiempo entendido como un avance lineal de instantes eficientes; tratándose de una temporalidad permanentemente recursiva, plagada de pausas contemplativas, impasses, reescrituras. El punto de llegada es una meta secundaria cuyo arribo trata de demorarse. Siempre hay algo por agregar, algo por sacar, algo por modificar. Un nuevo detalle que actúa como una nueva pausa en la vorágine que circula afuera. La búsqueda de la palabra precisa, tarea fundamental de todo escritor, es inadmisible para un sistema que privilegia la imagen y la velocidad de cambio. Un sistema en el cual lo asociativo debe ser combatido en pos de procesos de conexión-desconexión que se alternen a alta velocidad.”

Anibal Repetto

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Adriana Cabuli

NÚMERO 31 | Mayo 2025

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Ilustra este número de la Revista Digital Psicoanálisis Ayer y Hoy: Carla Magaldi

“Escribientes”

“Imaginación”

“Un mundo propio”

“Lectora”

“Identidad”

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Carla Magaldi

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