Si desconfío de mi memoria – es sabido que el neurótico lo hace en medida notable, pero también la persona normal tiene todas las razones para ello -, puedo complementar y asegurar su función mediante un registro escrito.
(Freud, S., 1925, p. 243)
- Tomás se está separando de su novia. Noviazgo de unos años que desencadenó en una fuerte pelea hace poco tiempo. Lo invaden sentimientos contradictorios con su ex pareja, la extraña, pero también sigue muy enojado con ella. Está confundido. Relata en sesión sus dudas acerca de un posible acercamiento. Dice: – lo traje escrito, te lo leo?
¿Qué valor adquiere para Tomás la palabra escrita, ¿es una forma de capturar sus pensamientos, de darles valor?
La escritura brinda un soporte material a sus asociaciones, le permite inscribir una marca, una huella perdurable que contrasta con lo inasible del inconsciente. Tomás busca capturarlo, darle consistencia a sus emociones, difíciles de ligar con representaciones. Lo pulsional insiste en busca de ser inscripto, ligarse a un representante para encontrar expresión psíquica.
- Marina sufrió una pérdida familiar traumática hace unos años; todavía la invaden sentimientos de enorme tristeza y culpa. Junto con ir pudiendo poner en palabras estas emociones comenzó a relatar sus recuerdos y los fue registrando por escrito.
¿Qué herramientas brinda la palabra escrita cuando las emociones desbordan la capacidad de procesamiento del aparato psíquico?
Ligar con representaciones permite ir desgastando progresivamente el efecto traumático, elaborarlo y descargarlo por la vía simbólica. La posibilidad de nombrar, de ligar con representaciones e ir conectando por vías asociativas permite ir transformando cantidad en cualidad psíquica. Cuando hablamos cualificamos la pulsión.
- Noemí es artista plástica y escribe poesía. Trae en las sesiones fotos de los cuadros que va pintando y lee las poesías que escribe. Los materiales que presenta despiertan recuerdos y asociaciones que despliegan el trabajo en sesión.
¿La escritura es una simple forma de comunicación o una herramienta poderosa para la elaboración psíquica?
- Martina toma nota de lo conversado en las sesiones, dice que, si no, después se olvida de lo trabajado.
La escritura se presenta como un recurso para inscribir huellas mnémicas duraderas, que permanezcan a salvo de las desfiguraciones de las que pueden ser víctima por el proceso defensivo. ¿Una forma de evitar la emergencia de lo inesperado o una posibilidad de capturar algo que aún no encuentra forma de representarse psíquicamente?
La disminución de la defensa que propicia el espacio de trabajo en sesión habilita las asociaciones involuntarias, que luego, con el refuerzo de los recursos defensivos vuelven a ser inasibles a la conciencia.
- Federico dice: lo que dice esta canción es cómo me siento yo. La escuchamos juntos.
Somos hablados desde que llegamos al mundo, aún antes. Estamos bañados de lenguaje, pero nos encontramos cada vez más con sujetos que traen al consultorio padecimientos sin posibilidad de ser ligado con palabras, sin palabras para describir de lo que sufren.
Talking cure, cura por la palabra, trabajamos con la palabra, con el decir del paciente. ¿Qué hay de la palabra escrita? ¿Qué nos dice lo escrito sobre el sujeto?
La regla fundamental, única regla que estructura la situación analítica, invita a no realizar una selección de las ideas, sentimientos y pensamientos, buscando habilitar la emergencia de contenidos inconscientes, reduciendo la resistencia a su emergencia. Se invita a la expresión de aquello que el yo se resiste a aceptar, pudiendo emerger solamente venciendo las medidas defensivas implementadas contra su manifestación.
El dispositivo analítico fue pensado para propiciar la emergencia de lo espontáneo, aquello que evade la selección y el examen del proceso secundario, aquello que se sale del libreto.
El análisis transita por la experiencia del habla, el discurrir discursivo que puede ser capturado por el decir inconsciente. Qué valor tiene la palabra escrita en el espacio analítico, que pierde la espontaneidad del decir, que puede ser revisada y corregida, borrando las huellas del sujeto hablante. ¿Qué lugar hay para los lapsus, los “errores” en el texto escrito, ¿qué lugar para la emergencia del inconsciente?
Invitamos al paciente a desechar las representaciones meta voluntarias que orientan su decir, estimulando la emergencia de las representaciones meta involuntarias. La palabra escrita coagula un sentido. Congela un sentido que responde a los recursos defensivos y resiste al surgimiento de lo inesperado. ¿De qué manera se da lugar a la emergencia de lo inconsciente cuando el decir del paciente se presenta a través de un texto escrito que pasó por la elaboración secundaria? ¿Cómo se hace presente lo psíquico que busca incesantemente inscripción, cuando trabajamos con un texto escrito? ¿Qué lugar tiene para expresarse aquello que busca inscribirse de manera brusca e intempestiva?
La escritura recubre la ilusión de una correspondencia con la cosa como forma de encontrar respuesta al vacío. Representación palabra que da cuerpo, consistencia y calma a la angustia que trae la falta. La escritura, la capacidad de simbolizar, anudan un sentido que permite tomar distancia con lo inasible de la cosa.
¿El texto escrito podría estar al servicio de la resistencia, representando un obstáculo en el develamiento del inconsciente y para el avance de la cura? El texto escrito anuda sentido, marca una fijeza, pero a la vez, ofrece un material para el trabajo en sesión.
El artificio de la escritura permite un registro de la percepción, captura un sentido. La escritura inscribe sentido, como sostén auxiliar de la función de percepción del aparato psíquico. Dice Freud en “Notas sobre la pizarra mágica”: “Si tomo nota del sitio donde se encuentra depositado el recuerdo fijado de ese modo, puedo reproducirlo a voluntad en cualquier momento y tengo la seguridad de que se mantuvo inmodificado, vale decir, a salvo de las desfiguraciones que acaso habría experimentado en mi memoria”. (Freud, S., 1925, p. 243)
En el material escrito que trae el paciente a sesión ya hay un trabajo de elaboración secundaria que actuó y desfiguró el material al servicio de la resistencia.
De esta manera, trabajamos con el texto escrito como parte de las asociaciones que despliega un paciente en análisis. Freud asemeja el procedimiento para la interpretación de los sueños al que se sigue para la resolución de los síntomas histéricos. J. Laplanche, dice: “… en el mismo espíritu en que uno utiliza corrientemente las comparaciones – sueño y síntoma, sueño y acto fallido, sueño y chiste, etc. -, puede preguntarse si la situación analítica, no es una formación del inconsciente o, al menos, puede preguntarse por las condiciones a que debe responder para ser algo como una formación del inconsciente, comparable al sueño”. (Laplanche, J., 1987, p. 61)
La sesión como un sueño nos lleva a trabajar con el material que trae el paciente a sesión, ya sea de forma oral o escrita, como el relato de un sueño. El texto escrito adquiere el mismo valor que el contenido manifiesto de un sueño. Texto que sufrió la desfiguración producto de la defensa pero que aún conserva el germen que le dio vida. Las alteraciones que sufrió el texto pueden no ser arbitrarias y habrá que trabajar para ver de qué manera nos pueden conducir al contenido latente.
¿Para quién escribe el sujeto en sesión? ¿Cómo pensar la escritura en el marco de la transferencia? ¿Escritura como forma de inscripción, de búsqueda de representación de aquello que insiste o dirigida al analista, quien podrá dar consistencia subjetiva a eso que acontece?
¿Que un paciente escriba sus pensamientos quiere decir que los está inscribiendo psíquicamente? ¿Escritura e inscripción psíquica son lo mismo? O se trata de una búsqueda de ligar, de encontrar representaciones para nombrar aquello que aún no encuentra representación psíquica, que no logra ser representado.
Habrá que poder identificar si se escribe como mera descarga, para buscar inscribir algo de lo irrepresentable, lo no simbolizado, una búsqueda de darle consistencia al vacío representacional o se escribe como una forma de significar, de lograr ligar lo pulsional que insiste a un representante psíquico que pueda darle cualidad, logrando un armado representacional simbólico.
Osvaldo Maltz (Maltz, O., 2023, p. 88) dice: “El arte, la filosofía y la ciencia tratarán de proporcionar una forma al caos que sea aprehensible para los humanos mediante la creación de formas, deseo de representación de aquello carente de significación: lo irrepresentable”. En esta línea tendríamos que pensar si todo lo artístico es sublimatorio o es una vía de descarga de lo pulsional que busca representación.
La sublimación, apela a lo sublime, lo valorado socialmente, mecanismo de defensa culturalmente valorado, destino de pulsión que modifica su meta y objeto y se expresa de una forma valiosa para la sociedad. La escritura se convierte en un vehículo privilegiado para este proceso, transformando la potencia de lo pulsional que busca inscripción psíquica en acto creativo.
En el espacio analítico trabajamos sobre la escritura que cada sujeto trae de su padecimiento. Nos encontraremos con formas subjetivas de escritura de aquello que aqueja al sujeto, tendremos que vernos con esto, productos habilitantes para el trabajo analítico.
En la clínica analítica buscamos que cada sujeto pueda reescribir su propia historia, logrando mayor movilidad en puntos de fijeza y coagulación de sentido que los mantiene amarrados a modos de funcionamiento históricos. ¿Hay transcripciones? Reescrituras. Freud dice que el inconsciente busca ser inscripto, ¿qué quiere decir? ¿Cómo se inscribe? ¿Se inscribe una vez y para siempre? De qué se trata elaborar, ¿qué se repite?
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