NÚMERO 20 | Octubre 2019

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Entrevista a Sebastián Sequeira | Julieta Lutzker

En esta entrevista conversaremos con Sebastián Sequeira, miembro y docente de la AEAPG que, con una mirada moderna y generosa, nos transmitirá cuál fue su recorrido  personal y profesional y su forma de pensar la clínica actual en la infancia, la latencia y la adolescencia. A su vez, nos contará su experiencia y nos dará su opinión acerca del dictado de clases, con una modalidad virtual.

Julieta Lutzker: ¿Cuál fue el recorrido que te llevó a ser analista?

Sebastián Sequeira López: Desde el comienzo de la carrera me interesó el psicoanálisis. Aunque tuve contacto con diferentes escuelas psicológicas y docentes con variados enfoques teóricos que despertaron mi interés en distintas perspectivas posibles de las problemáticas y conflictivas, la teoría psicoanalítica siempre fue mi orientación para entender el psiquismo.

También, por esa época, se sumó la movida internacional sobre la investigación empírica en psicoanálisis que tuvo eco en el país mientras terminaba la carrera y comenzaba la práctica. Me sirvió para ver cómo el psicoanálisis dialogaba con otras escuelas y mostraba lo que hacía.

Luego, sobre todo la clínica con niños y adolescentes me motivó a transitar la formación como analista. El psicoanálisis es el modelo teórico que más me ayudó a la compresión de la infancia y adolescencia. El aprendizaje de autores clásicos y contemporáneos me fue llevando a la concepción del trabajo analítico que tengo hoy en día y a profundizar en referentes que sostienen el espíritu innovador y actualizado del psicoanálisis.

JL: Retomando lo que comentás acerca de tu clínica con niños y adolescentes ¿cómo fue tu acercamiento a esta clínica en particular?

SSL: Mi  interés por la infancia, dentro y fuera del consultorio, mi disponibilidad para atender a niños y padres, y el hecho que que no hubiera muchos psicólogos varones que atendieran a niños hicieron que iniciara mi práctica con niños pequeños y latentes. Y, como es de esperar, fueron creciendo y con ellos las recomendaciones o derivaciones de otros púberes y adolescentes

Además del funcionamiento psíquico en general, siempre me interesó la constitución del psiquismo y la subjetividad que comienza en la primera infancia y se consolida en la adolescencia. Desde el plano teórico, esta fue la razón por la que continué dedicándome y especializándome en esta clínica. Desde la práctica, me entusiasma la oportunidad única que representa trabajar con personas con su sí mismo en crecimiento y expansión, con vivencias y experiencias con los otros, con el mundo y consigo mismo que son constitutivas. El trabajo con los niños, su familia y el contexto es un desafío permanente al pensamiento y la creatividad.

JL: Con relación a esto ¿crees que el marco teórico con el que trabajás te llevó al trabajo con niños/niñas y adolescentes? ¿O fue al revés?

SSL: Eso mismo y todo lo contrario (se ríe).El huevo y la gallina. Creo que la clínica la hacemos con los pacientes (entre ellos y nosotros). Con los pacientes que nos enseñan y, como dice Joyce Mc Dougall, apoyándonos en los pensadores analíticos constructivos, pero sin una actitud reverencial y devota a los teóricos psicoanalíticos, ya que puede amenazar la capacidad de observación clínica y al cuestionamiento teórico creador. Mi concepción del marco teórico es el de una herramienta para el trabajo con el sufrimiento de quienes consultan. Como herramienta, hay que aprender a usarla, utilizar la más adecuada para cada situación y mantenerla en buen estado y actualizada. Por eso me gustan los desarrollos del psicoanálisis contemporáneo, los autores que toman al psicoanálisis como una teoría viva y al psiquismo como un sistema abierto. Pensar la teoría como viva y en constante revisión, que es lo que siempre hizo Freud.

El otro factor fundamental es, siguiendo a Winnicott, poder pensar qué necesita la persona que nos consulta. Tener en cuenta cómo podemos ayudarlo y no cómo encaja en el marco teórico. Si no el marco se resquebraja y también el trabajo clínico.

JL: En este momento, dentro de la AEAPG, estás dictando un curso a distancia acerca latencia y pubertad. ¿Cómo te resulta esta experiencia? ¿Cuáles son las diferencias que notás con relación a la modalidad presencial?

SSL: Lo más rico del dictado a distancia es el vínculo y el intercambio que se establece con profesionales de otras ciudades, dentro y fuera del país, con otras clínicas, con contextos socioculturales bien diferentes que movilizan las fronteras del pensar las infancias y adolescencias y abren a la relación con dispositivos y realidades del trabajo aún más heterogéneas.

La diferencia central que encuentro en esta modalidad es que el dialogo no es continuo, está intermediado por tiempos y disposiciones que son propias del soporte virtual. Pero es justamente lo que a la vez da la posibilidad de enriquecimiento de esta experiencia.

JL: Muchas gracias por haber compartido tu experiencia con la Revista.

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