NÚMERO 32 | Octubre 2025

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Escribir y leer en psicoanálisis | Graciela A. Andrés¹

“Escribir y leer psicoanálisis” no es solo un título, es la manera –metafórica- en la que la autora hace alusión a una práctica que deviene de y afirma una “Posición”.  Escribir y leer son verbos. El texto refiere un psicoanálisis en Acto, Activo. O sea, que interviene la realidad y deja una marca; la marca del Psicoanalista. “Escribir es traducir la experiencia al texto”, dice Graciela. Presenta una psicoanalista viva y un psicoanálisis vigente, actual.  Nos cuenta que en su función de editora cultiva “una visión orgánica que incluye lector y autor”. “Escribimos ciencia o arte, quizás ni una cosa, ni la otra.”, indefinición que da cuenta de un movimiento hacia lo que viene. 

Trabajo como psicoanalista en los distintos modos en que concibo esta práctica. El trabajo de editora ha sido uno de los modos de poner en acto esta posición y de contribuir a las instituciones a las que pertenezco.

Este escrito refleja casi una década de experiencia como editora de revistas de psicoanálisis de niños, adolescentes y adultos, en formatos papel y digital. Desde ese lugar de enunciación escribo estas líneas. Desarrollé esa tarea de muchas formas y en relación con distintas publicaciones, fundamentalmente dos: Controversias y Psicoanálisis.

En Controversias fui responsable del diseño editorial y la digitalización, y fui miembro del comité editor durante tres años. En Psicoanálisis, revista oficial de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, integré el comité editorial durante tres años y los tres siguientes fui editora en jefe, con tareas de curaduría editorial, diseño y digitalización. La primera revista estaba dedicada al psicoanálisis de niños y adolescentes; la segunda, al psicoanálisis en general.

1.

El psicoanálisis es impensable sin el trabajo de escritura y de discusión de ideas en torno a la teoría y la clínica. Tal como lo concibo, tampoco es posible pensarlo sin su relación con otras disciplinas de la cultura, de las que se nutre dejándose interpelar, y a las que, a su vez, el psicoanálisis cuestiona y fertiliza. 

El campo editorial psicoanalítico institucional es prolífico, abundante y diverso. Hay infinidad de publicaciones psicoanalíticas existentes, una por cada asociación (cómo mínimo), más las de circulación abierta (por lo menos en nuestro país y sobre todo en la ciudad de Buenos Aires). 

Escribir sobre nuestra tarea es una manera de pensar la teoría a la luz de la clínica y del mundo actual, que entra a nuestros consultorios de manera insoslayable.

2.

El sistema oral de intercambio, la oralidad en la humanidad, tiene aparentemente al menos 135.000 años. En cambio, la escritura tiene apenas unos 7.000 años de historia desde sus primeros antecedentes. Esto ocurrió en Sumer, antigua región de la baja Mesopotamia (cerca del Golfo Pérsico) entre los ríos Tigris y Éufrates.

El camino de la escritura en psicoanálisis se inicia con el primer volumen de las obras completas de Freud que fue Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos (1886-1899). Si partimos de La interpretación de los sueños, estaremos en el año 1900, durante 125 años hemos escrito acerca de la experiencia del psicoanálisis. 

Desde Freud hasta hoy, los psicoanalistas nos servimos de las memorias escritas para, con cada relato, a su modo, sostener la vigencia del psicoanálisis.

Los relatos de la clínica son construcciones: elaboraciones de saber que conforman estructuras ficcionales y producen efecto de verosimilitud. El relato del caso clínico también es el testimonio del analista, pieza clave de esa experiencia: testimonio en transferencia, su transmisión, su escritura y su publicación. Escribir es traducir la experiencia al texto, aun cuando el lenguaje fracasa en capturar la totalidad, siempre hay un desajuste. En la escritura, el analista traza una biografía de su experiencia y de sus lecturas, siempre a posteriori aparecen las huellas de su implicancia en la escritura.

Sabemos que escribir sobre psicoanálisis no es tarea sencilla y que este ejercicio está atravesado por las mismas leyes del inconsciente que nuestro campo denuncia en la vida cotidiana.

En el acto de escribir hay inscripción y censura, exclusión y selección, digamos lo que digamos, es selectivo y finito. Toda escritura incluye resistencia, la represión habita el acto de escribir. A veces es posible liberar fuerzas inéditas, pero incluso esa liberación solo ocurre allí donde levantamos diques y resistencias. Cada barrera que se rompe construye otra. La escritura es producto de un sistema de diferencia; escritura y biografía se entrelazan: se escribe para buscar identidad, para encontrarse. Las palabras y el intento amoroso de encontrarlas, buscar la palabra que falta, esa que necesitamos incluir, cuando el miedo a las palabras y las inhibiciones detienen la escritura.

Escribir desde lo personal, desde esa necesidad de testimoniar, haciendo biografía, implica habitar el miedo a las palabras, atravesarlo. 

3.

Todos somos, de algún modo, lectores y escritores como parte de nuestro trabajo como psicoanalistas. Lector y escritor son lugares imbricados; tanto es así que escribimos a partir de lo que hemos leído.

Cultivo una visión orgánica que incluye lector y autor. La lectura del editor implica leer no solo los textos, sino también la enunciación de los mismos, su contexto de escritura y sus operaciones de lectura, y hacerlo desde un lugar distinto al de un lector a secas.

Toda publicación, a su vez, construye a sus lectores. Como contraparte, los editores nos obligamos a pensar en ellos tanto o más que en los autores y en su necesidad de publicar sus ideas y testimoniar su clínica.

Leer es descifrar las operaciones de escritura. Descifrar en las escrituras más inventivas, en los acontecimientos más impensables. Leer es desarmar las protecciones de un texto. La estrategia de lectura es la deconstrucción, ubicando la inscripción y la censura. La escritura deriva del habla, aunque no la copia: transita tiempo y espacio.

4.

Escribimos ciencia o arte, quizás ni una cosa ni la otra. La respuesta nunca es una sola. Hay quienes lo piensan desde la ciencia y quienes trazan ensayos, lo entiendo como  escritura de frontera con zonas de intercambio.

Escritura de frontera, experiencia única,  una experiencia única porque tiene una parte de arte, justamente el relato, la capacidad de narrar, de utilizar diferentes registros del lenguaje. Se usan las reglas de la gramática, se construyen argumentos,  dimensión extremadamente importante en la comunicación, pero eso no es todo. Hay una dimensión que abarca las emociones, los afectos, y el modo en que ellos se codifican a través de los elementos del pre-lenguaje: el silencio, los ritmos, las entonaciones, los gritos, las repeticiones.

5.

El despliegue y la permanencia del psicoanálisis está vinculado con la toma de posición con respecto al espíritu de la época (Zeitgeist). Ubicar los escritos en su tiempo es esencial, transmitir la sensibilidad de los tiempos del texto. Las revoluciones no ocurren cuando cambian las respuestas, sino cuando cambian las preguntas. La respuesta es la búsqueda de nuevos puntos de vista, miradas excéntricas capaces de producir puntos de vista fértiles y no convencionales. Escribir también implica alojar la región desde la cual uno parte para hacerlo. Y está, siempre, el análisis de la institución: qué piensa, en qué se sostiene, en qué lugar se deja pensar. 

6.

En la ciudad de Buenos Aires, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), esta semana visité la muestra de Liliana Porter, la obra con la que empieza el recorrido es Arruga, una serie de diez cuadros, son hojas de papel arrugadas. Porter dice: el acto es el de arrugar la tradición del uso establecido del papel como soporte de la obra.

La visita a la muestra coincidió con el final de la escritura de estas líneas y me interesó compartirlo, ya que la acción de arrugar el papel me condujo a la asociación con el lugar de la escritura que se permite la aventura de arrugar el psicoanálisis. 

Dado el origen del psicoanálisis, ligado a la persona de Freud y sus discípulos, al escribir se necesita autorización en sendas citas que dejen clara la línea genealógica y a qué familia psicoanalítica pertenecemos, impidiendo usar una brújula para perderse.

Me gusta la propuesta de Rebecca Solnit en su ensayo Una guía sobre el arte de perderse como una invitación a animarse a dejar los recorridos conocidos.

En ese sentido siempre hay referencias seguras que impiden perderse, nuevos caminos, para escribir dejándose llevar por los datos de ese extravío, con la libertad de escritura para perderse y dejar conocer lo desconocido. Los analistas somos amantes de la tradición, y honramos a nuestros maestros. Sin embargo, la escritura abierta y porosa, donde felizmente estamos desorientados es la que invita a escribir en los márgenes y da nuevas perspectivas al porvenir del psicoanálisis. 

 

Notas al pie

  1. GRACIELA.A.ANDRES@GMAIL.COM11 5004 3278

Bibliografía

Andrés, G. (Julio de 2021). Amistad. Psicoanalisis, XLIII(1 y 2), 9-11.

Andrés, G. (Junio de 2022). Inconsciente, esencialmente humano. Psicoanalisis, XLIV(1), 9-11.

Andrés, G. (Julio de 2022). Paisajes Pulsionales. Psicoanálisis, XLIV(2), 9-11.

Andrés, G. (Junio de 2023). Lo Materno. Psicoanalisis, XLV(1), 9-11.

Andrés, G. (Octubre de 2023). Lo paterno. Psicoanálisis, XLV(2), 9-11.

Solnit, R. (Abril de 2021). Una guía sobre el arte de perderse. Ed.Fiordo.

 

Acerca del autor

Graciela Andres

Graciela Andres