Agradezco a Adriana Cabuli directora de la revista online y la maravillosa comisión por esta invitación.
Pensé que necesitaba hacer un recorrido como nos pasó en la AEAPG cuando realizamos el acuerdo UNLAM, dado que no todos conocen los inicios.
En esos tiempos era necesario tener, como psicoanalistas, certificación universitaria Por todos los medios tratamos de hacer nuestro instituto , pero la CONEAU nos objetaba como a tantas instituciones psicoanalíticas.
Con mucho trabajo realizamos el convenio.
A la hora de pensar cómo investigar para hacer los TFI y las tesis necesité retomar los pasos de Freud investigando.
El espíritu investigativo de Sigmund Freud
Freud tenía dos virtudes de peso: la audacia y la originalidad como pensador, las cuales superaban a la atmósfera cultural y científica de su época.
Creció y se educó en una ciudad en la que la ciencia y la cultura eran una de sus principales características. Científicos como Hermann Von Helmholtz, con su teoría de la conservación de la energía, Charles Darwin con su estudio de la evolución de las Especies y Gustav Fechner con su tesis de que la mente humana podía estudiarse científicamente, ejercieron gran influencia en el desarrollo intelectual de Sigmund.
Freud ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena en 1873. Poco tiempo después pasó a trabajar como ayudante del laboratorio de Fisiología dirigido por Brucke a quien admiraba. La meta era desterrar de la fisiología toda huella de vitalismo y explicar la misma en términos de fenómenos fisicoquímicos.
Sigmund Freud terminó su formación universitaria en Medicina en 1881, pero sin interés por la clínica; su pasión era la investigación. Sin embargo, dada su precaria situación económica, Brucke le sugirió que renunciara a una carrera teórica, y Freud tomó la sugerencia de su maestro.
Así fue como Freud pasó de la histología del sistema nervioso a la neuropatología, ganando un puesto de profesor universitario de neuropatología; a raíz de lo cual gestionó y consiguió una beca de estudio para el Hospital General de la Salpetriere en París.
Allí estudió bajo la tutoría de Jean Martin Charcot, quien acababa de descubrir la relación estrecha que existe entre la hipnosis y la histeria. Freud pensó que había algo histeroide y algo hipnoideo en la histeria, por lo cual era posible utilizar la hipnosis para curar la histeria; esto despertó en Freud el interés por los problemas de la mente humana.
Esta situación implicó un primer apartamiento de Sigmund de la ciencia psicológica propuesta por Wundt, es decir de la psicología experimental, o sea eligió una alternativa de lo psíquico situada en la mente y no en la neuropsicología. Pensó además que era insostenible que todo lo psíquico fuera a ser conocido por la conciencia. Posteriormente reconoció que su posición sobre lo psíquico inconsciente tenía un antecedente en las ideas del filósofo Theodor Lipps, quien planteó que lo psíquico es en sí mismo inconsciente, y que lo inconsciente es lo psíquico verdadero, y aunque la ciencia no haya encontrado cómo usarlo, el psicoanálisis ha aceptado el concepto, y con sus investigaciones ha llegado a un conocimiento de las características de lo psíquico inconsciente, y ha descubierto algunas de las leyes que lo gobiernan.
Es en “Psicoterapia de la histeria” donde Freud desarrolla el método catártico y es allí donde muestra cómo pudo arribar a las conclusiones a las que llegó. Las primeras investigaciones las realizó Freud entre 1891 y 1895. El primer paso y en colaboración con Breuer descubrieron que el intento de averiguación de las causas de los síntomas a través de la hipnosis, y vía el decir del paciente, no por otro medio, producía un saber para el médico, pero además tenía efectos sobre el paciente. Freud por lo tanto se interesó por esta técnica.
Sin embargo, no todas las personas que mostraban síntomas histéricos eran hipnotizables. Freud ideó entonces el método catártico, que fue un método experimental de investigación y de tratamiento, sometido a una tarea de investigación científica, singularmente diseñado para la singularidad de su objeto de estudio, el inconsciente, y su carácter altamente particular para cada sujeto así como una modalidad de observación que consistía en convertir a los obstáculos en parte de su investigación.
Desarrolló un tipo de tratamiento que al mismo tiempo fue un método de investigación. Todo esto surgió del método catártico y se fue transformando luego en método psicoanalítico. Los resultados de ese método Freud los plasmó en “Psicoterapia de la histeria”, el trabajo realizado en colaboración con Josef Breuer.
El interés de este trabajo reside en que es como el desarrollo de la investigación; es un método experimental que permite observar el inconsciente en cada sujeto y la gran intuición de Freud es aprender de los obstáculos y no descartarlos.
Mientras Breuer usaba el método hipnótico, Freud descubrió dos aspectos: el primero es que el conocimiento que el médico tenía del paciente hipnotizado, le era sumamente útil al paciente y develaba parte de sus síntomas. El segundo era que no todos los pacientes histéricos eran hipnotizables.
A partir de allí desarrolla el método catártico a través de la investigación clínica. Todos los días después de su trabajo tomaba notas de lo acontecido en la sesión y así fue creando su propio método.
Freud verificaba sus hipótesis en la puesta a prueba con sus pacientes, yendo más allá de las curas que eran comunes en esos tiempos:( las curas de reposo o hidroterapia), apartándose de esos tratamientos médicos, tomando los hallazgos de Charcot, Bernheim y Breuer. Es decir, partió de la hipnosis y del pedido a los pacientes en estado hipnótico que recordaran los sucesos ocasionadores del síntoma, los cuales siempre eran acompañados de una descarga afectiva intensa que aliviaba el síntoma.
Como a esta descarga se la llamó catarsis, el método recibió el nombre de catártico. Tal como dijimos antes, no todos los pacientes eran hipnotizables y el problema que se le planteó a Freud fue que esos recuerdos en estado de vigilia no afloraban espontáneamente, sino cuando el médico le recordaba al paciente lo que había dicho bajo hipnosis. Esto le indicó a Freud que cuando el médico ejercía una presión sobre el paciente, podía obtener un resultado. Entonces tuvo la ocurrencia de oprimir la frente de una paciente, y tuvo éxito.Esta acción se convirtió en un artificio técnico que vencía la resistencia del paciente y permitía que aparecieran recuerdos asociados con el síntoma.
Esto llevó al maestro a una conceptualización teórica de los conceptos de defensa, de resistencia y de transferencia y la conclusión de que hay una resistencia psíquica para recordar estas vivencias. Es decir, entonces, que el discurso es el campo en el método freudiano: opera y se desarrolla, y lo que se mide es el logro de la verbalización del sujeto con su correspondiente afecto. Esto implica la revelación verbal de dicho afecto o la expresión corporal y gestual del mismo.
La demostración de la verdad de dicho método se expresa en el alivio sintomático de la dolencia, y su referencia al médico fue bautizada por su creador como transferencia, es decir un método cualitativo en tanto se revela el esclarecimiento de una parte de la sintomatología.
Por lo tanto, la aguda observación freudiana consistió en que cuando había una paralización del decurso discursivo, la atención se volvía sobre la persona del médico y esto fue bautizado por su creador como transferencia, haciendo de ello un concepto fundamental de la técnica.
Esto demuestra la genialidad del descubrimiento freudiano justamente el hecho de que cada obstáculo que aparecía en su búsqueda, lejos de desanimarlo lo convertía en parte del instrumento psicoanalítico, y esto producía un salto en la, teoría hasta llegar a la constitución de la teoría actual.
Ahora nuestras tesis
En el año 2000, luego de realizada la asamblea de socios y obteniendo mayoría de votos positivos se realizó el acuerdo con la UNLAM, después de varios intentos de construir un instituto universitario.
Es así como comenzamos con la especialización clínica en adultos y la maestría en psicoanálisis. Para cursarlas seguimos con los mismos programas, adaptándonos a requerimientos académicos: poner notas, trabajo final, tiempos de presentación etc.
Nos resultaba muy difícil ponernos a escribir los tfi y las tesis, por eso armamos grupos. Ascaso, Favelukes, Filomeno y yo invitamos a Adriana Rubinstein que en UBA tenía alguna experiencia. Luego con Mabel Rosenblat trajimos a Culi Coria para ver de qué se trataba la metodología de las tesis más varios e interminables grupos para iniciar este camino. Es decir, cómo escribir las primeras tesis. Nos decían: Freud nos enseñó a investigar y lo hacemos todos los días, diferenciando entre el relato manifiesto y el latente en la clínica.
Apabullados y dada su experiencia, Andrea comenzó a colaborar intensamente con conocimientos acerca del formato de las tesis. Las primeras trataban sobre metapsicología, varios que provenían de IPA traían su experiencia en los trabajos que hacían para ser didactas.
La AEAPG y su colectivo de profesores deseaba tener originalidad. Cuando nos paralizábamos, empezábamos a escribir siempre junto a un director. En ese momento no había directores, magister ni jurados con ese título académico. Andrea Martínez Filomeno fue la que defendió su tesis por primera vez. Nombrábamos directores a antropólogos, epistemólogos, filósofos, igual que como jurados, pero en verdad nos juntábamos entre nosotros para acceder a la tan deseada pregunta ¿qué deseo investigar?
Así se fue iniciando la primera etapa de la presentación de las primeras tesis. Gabriela Bisso estaba siempre trabajando en esta bisagra entre la UNLAM y la AEAPG. La tesis no podía ser un ensayo, que era a lo que más nos llevaba la escritura. Tenía pasos académicos desconocidos que aprendimos con bastante rapidez. Deseo incluir las resistencias emocionales antes y ahora que se ponen en juego a la hora de posicionarnos con un interrogante que nos represente y continuar hasta terminar el trabajo de investigación.
Había ingresado Sebastián Plut a la escuela y tenía sus tesis en UCES Colaboró en el pequeño pero fuerte grupo que pensábamos en este inicio de cómo ponernos a escribir. A esta altura Marta de Giusti y Andrea empezaban a llevar a FLAPPSIP proyectos de investigación que trataban sobre la actualidad del psicoanálisis.
Nunca fue un dato menor en esos tiempos el hecho de que eran pocos los interlocutores psicoanalíticos que teníamos para ser directores o bien jurados. Este convenio fue pionero. Pero con el correr de los años, íbamos teniendo dentro de la escuela magísteres que habiendo defendido sus tesis se ponían al hombro a los futuros investigadores.
El superyó de cada uno presionaba sobre el deseo de poseer alguna excelencia, cuando nos fuimos dando cuenta de que varios tenían especialidades dentro del psicoanálisis que les interesaba ahondar Psicosomática, repetición, duelos, psicoprofilaxis, género, ternura, transferencia, arte y psicoanálisis, juego y tantos más.
La pérdida de la persona de Andrea fue altamente conmovedora para todos en lo personal y lo institucional. Eterna gratitud.
En el tiempo que nos toca estos últimos años fue sucediendo que de las primeras camadas varios no iniciaron su trabajo de tesis, y lo que yo observo es que, si los docentes que han realizado tesis colaboran en escuchar temas que les interesan a los alumnos, incluso si se acercan directamente, se facilita la tarea.
En los últimos años se asocia a la AEAPG la dura Beatriz Rodríguez quien desde su llegada trabaja intensamente en aliviar fantasmas inhibidores a la hora de investigar. Beatriz cuenta con su doctorado y es investigadora, lo que permitió acceder a equipos de investigación y sostener aspectos en especial psicoanalíticos y metodológicos tanto de los TFI como de las tesis. Pude armar nuevamente un equipo excelente que favoreciera la pronta realización del final de los alumnos con su escritura de tesis
También pienso que esta escritura nunca es en soledad Es una labor para construir con otro.
Algunos se inician con un tema que luego abandonan dado que puesto a trabajar descubren que no despierta el interés buscado. “Ensayo y error” es una buena metodología para realizar proyectos de tesis.
Hoy contamos con una cantidad numéricamente significativa de magíster para acompañar la escritura como para especialistas a la hora de elegir jurados.
El término egresado AEAPG, UNLAM es solo y solamente defendiendo el TFI o la tesis. Escribo acerca de ello dado que cada vez se acorta más la distancia entre terminar de cursar y realizar el proyecto.
La pulsión de conocimiento una vez jugada en esta instancia entusiasma y es todo un desafío realmente posible.
Cada vez que hemos tenido que decirle por ejemplo a un tesista” tu título es muy extenso”, es interesante porque ya tiene ese dicho la forma de intervención. Estamos proponiendo cruzar menos términos en el título, para entretejer marco teórico, estado del arte, antecedentes. Lejos esa intervención en vez de paralizar incrementa la escritura.
Hace años que me dedico a acompañar la labor de realización de tesis, si bien reconozco síntomas de resistencia, inhibición, también se ha incrementado el deseo y la necesidad de obtener el título.
¿¿¿Me preguntan qué necesito para empezar mi proyecto??? Posiblemente deseo de trabajar y sorprenderse a cada instante con lo nuevo que acontece; autores, temas epocales que cada vez más son temas de tesis. Podemos ver el interés psicoanalítico por los femicidios, los efectos de los desmentidos de nuestros desaparecidos, virtualidad, infancias actuales, trabajo en la clínica a la hora de hacer un TFI, etc.
Vale la pena observar que se trata de seguir en posición de psicoanalistas para trabajar cada cual su tesis, e insisto es siempre con sorpresa, acontecimientos y con el otro.