NÚMERO 31 | Mayo 2025

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La otra cara de la intimidad | Graciela Cohan

Les solicitamos a Graciela Cohan y a Norberto Lloves,que presentaran los 2 números de la revista 29 y 30 ,que fueron publicadas bajo nuestra gestión, cuya presentación fue el 20 de noviembre de 2024 en el marco del Ciclo Miercóles Científicos que organiza la AEAPG. El tema de la misma es Intimidad.Cada uno de ellos escribió un trabajo que invitamos a leer y que dan cuenta de psicoanalistas comprometidos con una temática que constituye al psicoanálisis, aunque no está enunciado explícitamente en sus formulaciones teoricas.

  “Lo siniestro (Das Unheimliche) es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado”. Schelling

Reflexionar sobre el concepto de intimidad es un desafío porque es una denominación bastante enigmática. Es una sensación, un sentimiento que como la felicidad es efímera. En mi texto publicado en el n °29 de la revista Psicoanálisis ayer y hoy de la A.E.A.P.G. Me enfoqué en la intimidad de dos. En especial la que se despliega en una pareja, bajo todas las diversas formas sexuales y de objeto amoroso actuales en las que se presentan. 

Cuando preparaba estas líneas recordé pacientes que relataban ocasiones en las que la intimidad de dos se convierte en algo del orden de la extrañeza, provocando angustia, a veces sensación de desintegración yoica, sobre todo en momentos de una relación sexual de gran intensidad, placentera y muy íntima. Estos relatos me llevaron a pensar que en ese momento tan intenso de clímax erótico y de entrega subjetiva, el sujeto se enfrenta con lo unheimlich, lo siniestro. Y por ese camino de la clínica me sumergí en la otra cara de la intimidad, lo ominoso. Y aquí comparto la pregunta freudiana: 

¿“Cómo es posible que lo familiar, –yo agregaría lo íntimo-, devenga ominoso, terrorífico y en qué condiciones ocurre”? 

Lo curioso es la declaración con la que Freud da inicio a su texto “Lo siniestro”: nos dice que hace mucho que no experimenta ni escucha en su consulta la experiencia de lo siniestro y va a recurrir, entonces, a la creación artística, literaria. Uds. se preguntarán por qué curioso; los pongo en contexto: 1918/19, final de la primera guerra mundial, soldados mutilados que regresan al hogar, dos hijos de Freud en el campo de batalla. Las penurias económicas y la escasez de suministros básicos más la baja de consultas son solo algunos de los motivos que podrían ayudar a ubicar lo siniestro. Es evidente que el reconocimiento de lo unheimlich no es fácil, ¡ni siquiera para el mismísimo Freud!

No quiero aburrirlos con las traducciones e interpretaciones en torno al origen de la palabra unheimlich, uncanny en inglés, lo que sí señalo es lo ambiguo de su conceptualización. Siniestro, ominoso, inquietante, extraño; agregaría distópico.

Estas palabras intentan capturar un sentimiento, un estado de ánimo, una sensación de extrañamiento. Lo que despierta esa sensación es muy variado, y lo puede provocar un rasgo de una situación, un sitio, una obra artística o un objeto tecnológico; pienso en los robots humanoides o en la inteligencia artificial. Su cualidad consiste en invadir repentinamente nuestra intimidad y convertirla en algo de inquietante extrañeza.

Unheimlich es el antónimo de heimlich, que significa íntimo, familiar, doméstico. Freud eligió cuidadosamente el término, ya que implica la ambigüedad de una situación que al mismo tiempo de ser íntima y muy personal, nos deja expuestos, despojados del abrigo de lo familiar.

No solamente nos referimos al propio cuerpo, dado que una de las acepciones hace referencia a las “partes pudendas” del cuerpo; lo unheimlich es también aquello que se sustrae no solo de la mirada de los demás, sino de nosotros mismos: “lo sustraído del conocimiento: lo inconsciente, lo inescrutable”. 

El recorrido freudiano describe cuándo se hace presente lo ominoso:

-Frente a lo inorgánico, asomando por debajo de lo orgánico. Lo muerto bajo la apariencia de lo vivo. 

-Frente a aquello que despierta la ansiedad de castración: Freud cita una serie de motivos siniestros procedentes de la literatura: miembros separados, una cabeza cortada, una mano desprendida del brazo, pies que danzan solos… Y cita también un dato procedente de la clínica: el hecho de que muchos hombres neuróticos declaren que los genitales femeninos son para ellos un tanto siniestros.

-Frente al fenómeno del “doble”. El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el demonio como la otra cara del ángel, la proyección hacia afuera de lo que uno rechaza de sí mismo. Se vuelve siniestro en el momento en que se produce el retorno de lo que uno quiso hacer desaparecer. La impresión siniestra es la señal de que algo reprimido irrumpe en la conciencia. Podemos recordar la experiencia siniestra que vivió Freud al enfrentarse a su doble en el espejo de un camarote: Intentó levantarse de su asiento para ayudar a un anciano despeinado y frágil, resultó que era él ese anciano reflejado en el espejo. 

-Frente a formas en que la propia envidia es proyectada en el otro (el mal de ojo, el diablo).

Para Freud quienes mejor describen la vivencia de lo unheimlich son los artistas, y coincidimos en que muchas obras artísticas y literarias consisten en la presentación elaborada, metaforizada, de lo que la humanidad siente como terrorífico y se esfuerza por mantener reprimido en el inconsciente.

Respecto de la creación artística Freud entiende la estética no solamente como lo bello, sino que lo bello y lo siniestro se entraman siendo uno la condición de lo otro, en la medida que la belleza es el velo de lo siniestro tanto como su condición.

En esta ocasión, en vez de un caso clínico preferí ilustrar estas ideas con la obra de un artista considerado uno de los más importantes pintores contemporáneos, Lucien Freud. Con la misma tenacidad con la que su abuelo dedicó su vida a develar las coordenadas inconscientes de la subjetividad, él ha pintado sujetos despojados de sus envolturas protectoras. Como dice en sus memorias: “El tema es autobiográfico…” “Pinto gente, no por lo que quisieran ser, sino por lo que son”. 

 

Naked Man Back View. Lucian Freud (1992)

 Cómo vemos se atrevió a revelar lo más íntimo y personal, provocando inquietud y quizás generando cierta angustia en aquel que mira. 

Desde los comienzos de su carrera como pintor, sus obras tuvieron siempre como tema central la figura humana. Freud valora ante todo el estudio psicológico, que une a un realismo crudo y a unas actitudes desinhibidas que en ocasiones se acercan a lo sórdido. 

En sus retratos no busca el parecido, sino el reflejo de lo que representan sus personajes, e intenta encontrar la esencia de su personalidad.

Self-Portrait, Reflection. Lucian Freud (2003-2004)

Queen Elizabeth II. Lucian Freud (2000-2001)

Lucian Freud realiza retratos de personas singulares con la historia grabada en sus cuerpos y de una contundencia inesperada.

La sensación de intimidad con la que nos presenta un rostro, un cuerpo, producen un efecto inquietante, provocan la incómoda sensación de ser un intruso en ese singular vínculo que establece con quién le ha servido de modelo.

Daughter and Father.
Lucian Freud (2002)

Su propuesta es pintar “con” la colaboración del modelo; nunca pinta lo que no tiene frente a él, como diría su abuelo “ni en ausencia ni en esfinge” ya que lo consideraría un engaño o un artificio. Prefiere comprometerse, poner el cuerpo en acto y pide la misma entrega de su modelo.

Painter Working, Reflection
Lucian Freud (1993)

En este sentido, Lucian Freud ha dicho que: “La pintura se realiza siempre en cooperación [con el modelo]. El problema de pintar un desnudo, por supuesto, es que profundiza la transacción. Usted puede arruinar la pintura del rostro y eso perturbará menos la autoestima del modelo que si arruina la pintura del cuerpo desnudo. Conocemos nuestros rostros, después de todo, los vemos todo el tiempo, ahí afuera, en el espejo, en fotos. Pero no escudriñamos del mismo modo nuestros cuerpos, salvo que seamos modelos profesionales, que no suelo pintar, o narcisistas extremos, que no puedo pintar”.

Benefits Supervisor Sleeping (also known as Big Sue)
Lucian Freud (1995)

Esa carnalidad inquietante de los cuadros de Lucian Freud nos produce extrañeza, y al mismo tiempo nuestra mirada queda atrapada en ese algo que es familiar, conocido desde siempre pero no consciente.

  En todo caso no nos deja indiferentes, hasta quizás nos haga bajar la mirada frente al exceso de un cuerpo tan alejado de la imagen convencional y estilizada que la cultura nos impone. Sus cuadros ponen en evidencia eso que estaba destinado a no aparecer jamás. 

La causa de la inquietante extrañeza que provoca mirar estos cuadros es que presenta una intimidad sin velo. 

Podemos así contestar la primera parte de la pregunta inicial: cómo es posible que lo íntimo devenga ominoso. Intentaremos ahora responder la segunda parte: cuáles son las condiciones para que algo se vuelva ominoso.

Para pensar qué provoca ese sentimiento de unheimlich vamos a ubicar aquí las fantasías primordiales que Freud define en 1915 de origen inconsciente, cuya inscripción corresponde a la represión primaria (Urverdrängung). Las agrupa en castración, seducción y escena primaria. Los temas de las fantasías originarias se relacionan con los orígenes. En la ‘escena originaria’ se representa el origen del sujeto. En la fantasía de seducción, el origen o el surgimiento de la sexualidad. En la fantasía de castración, el origen de las diferencias de los sexos. 

Las experiencias por las que pasa un sujeto desde su nacimiento ofrecen un contenido específico a estas fantasías. Por eso estructura y contenido se constituyen recíprocamente al mismo tiempo.

Tomamos la propuesta de Lacan al pensarlas como fantasmas: un guión, una película siempre repetida donde el Sujeto se ubica en una escena triangular. Podemos pensar que el sujeto actúa su fantasma, y es en ese momento, tan propio, tan íntimo, que aparece lo siniestro desencadenando angustia.

Podemos finalmente extraer la conclusión de que lo unheimliche es la emergencia de das Ding, lo originario constitutivo de lo más íntimo y familiar (heimliche) del sujeto, que es, a un tiempo también, lo más ajeno y “extraño”.

Podríamos afirmar entonces que cuanto más íntimo y cercano se encuentra un sujeto de otro, en una pareja, las fantasías primordiales que alimenta el fantasma activarán señales de lo unheimliche.

Si consideramos los conflictos y padecimientos vinculares que se relatan en una sesión, como la puesta en acto del Edipo, (en ocasiones en forma dramática y radical), el primer espacio intersubjetivo que transitamos es la familia, y lo ominoso (unheimlich) es constitutivo de ese espacio.

Precisamente porque es en su seno donde se despliega la paradoja que nos atraviesa: estamos condenados a amar a aquellos que nos están prohibidos.

El aspecto carnal e incestuoso de las condiciones que la cultura impone a la convivencia familiar, que debe permanecer oculto y secreto retorna como la cara ominosa, (unheimlich) de lo hogareño.

Para concluir me gustaría que pensemos juntos situaciones donde ubicar lo siniestro.

Por ejemplo, la consulta al dentista es una situación de gran intimidad donde el sujeto se encuentra recostado en un sillón, con la boca abierta e impedido de hablar mientras el odontólogo se acerca con gafas y barbijo y su instrumental listo para ser introducido en la boca. Se puede comprender por qué a tantas personas les resulta insoportable la visita al dentista y la postergan hasta que llega la urgencia.

Otro ejemplo es la extracción de sangre para realizar estudios de laboratorio: el sujeto sentado con el brazo extendido ve cómo su propia sangre es extraída de su cuerpo por medio de una jeringa. En ocasiones los relatos son de náuseas o desvanecimiento ante la visión de la sangre.

Bibliografía

Freud, S. Lo Ominoso. (1919), Ed. Amorrortu, Tomo 17

Freud, S. El Poeta y el Fantasear, Ed. Amorrortu, Tomo lX, 1908 Pág. 204

Hughes, Robert. Lucien Freud paintings. 1989.Ed. The British Council.

Freud, Lucian : Recent Drawings M. Mark Gallery.1993, Pág. 15.

Freud, S. Tres Ensayos de Teoría Sexual. 1905 Ed. Amorrortu, tomo VII Pág. 204

Lacan, Jacques: El Seminario. Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 2001.

 El Seminario. Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1986.

 “El Seminario. Libro 14, La lógica del fantasma” Buenos Aires Ed. Paidós.2023

Acerca del autor

GRACIELACOHAN

Graciela Cohan