NÚMERO 25 | Mayo 2022

VER SUMARIO

Psicoanalistas Dixit | Graciela Cohan

El psicoanálisis, cuerpo teórico-clínico vital y complejo, ha expandido sus horizontes de investigación. En este número presentamos reflexiones sobre los procesos migratorios de la psicoanalista Romina Alves, la conceptualización del Complejo Fraterno de Luis Kancyper y un abordaje actual de cómo operan la pulsión y la defensa en el armado de la constitución del sujeto desarrollado por Enrique Ascaso.

Mg. Romina J. Alves

Psicóloga MN 56.643. Magister en psicoanálisis por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Psicoanalista miembro adherente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Miembro invitado de la Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM). Psicóloga clínica abocada al trabajo con pacientes migrantes (atención en idioma portugués y español). Exdocente de la carrera de Psicología (UBA). Investigadora en temáticas de migración y exilio. Autora de numerosos trabajos publicados en el campo del psicoanálisis de la migración y el exilio y de una tesis sobre estas temáticas. Miembro fundador del Espaço Psicanalítico Latinoamericano (EPLA), coordinadora del «Grupo de estudo e pesquisa em Psicanálise da Migração e do Exilio» del Instituto Sophia Scientia (Aracaju, Brasil).

 

Minha Pátria é minha língua

Fernando Pessoa

 «La lengua nos afecta primero a todos por los efectos que encierra y que son afectos» [1] afirma Lacan y en esta afirmación deja entrever lo que se planteaba en el inicio de este escrito respecto al carácter insoslayable de la lengua en lo tocante a la constitución subjetiva. En este punto, y considerando la dinámica de las identificaciones y proyecciones que pueden darse en el sujeto migrante y, sobre todo, la singularidad de las condiciones migratorias para cada quien, se puede realizar un análisis respecto de los casos en los que la lengua madre pasa a sufrir un borramiento total, un olvido absoluto en el que su ocasional emergencia puede ser del orden del lapsus, formación del inconsciente que, en estos casos, aparece denunciando un origen, una estructuración y pertenencia que se figura escindida y desalojada de la vida. Estos casos de olvido radical y adopción camaleónica del idioma y cultura del contexto destino podrían ser entendidos a partir de un análisis del carácter de las proyecciones realizadas por el sujeto; así, los objetos cultura y lengua otra podrían ser, eventualmente, revestidos y depositarios de toda suerte de atributos positivos, ofreciéndose a la identificación de aquel que, atravesando el trance migratorio, se despoja de sus identificaciones primeras con esa lengua madre para hacerla igualmente síntoma, en un olvido que,- al momento de un ocasional encuentro con un coterráneo-, lo arroja a un lugar de extranjeridad en el terreno de un sedimento significante que otrora lo constituyera. Al momento de ofrecer un análisis más pormenorizado de estas presentaciones, sería de utilidad considerar la particularidad y el carácter de las condiciones migratorias y de aquellas razones que motivaron el desplazamiento, pues se considera que las mismas pueden servir de abono al despliegue, o no, de patologías. “Mi patria es mi lengua”, reza el epígrafe escogido, dejando en evidencia la captura del efecto que la lengua tiene respecto a la constitución subjetiva de los seres hablantes, al mismo tiempo que da cuenta de la dimensión lenguajera de los objetos. Conforme esta lógica, cobraría sentido el aferrarse al trazo identitario fonemático a fin de no partir de un espacio espectral primigenio, en el que el encuentro con la madre lengua pacifica, pero que al mismo tiempo se inscribe como lengua síntoma por el hecho de bloquear el encuentro con los otros del contexto destino, inmediato y real. Vale lo mismo para el exilio radical de aquel espacio que, eventualmente, solo se revelará con todo su peso al momento del deparar con el coterráneo, con quien tal vez ya no se pueda establecer un verdadero encuentro.

[1] Lacan (1973). Seminario 20.

Alves, Romina Jennifer (23-26 de noviembre de 2016). Migración y exilio: de la lengua madre a la lengua síntoma. Reflexiones posibles sobre algunas problemáticas de los sujetos migrantes [Trabajo libre]. En Subjetividad contemporánea: elección, inclusión, segregación. VIII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, XXIII Jornadas de Investigación y XII Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. https://www.aacademica.org/000-044/649

 


Dr. Luis Kancyper (1944-2018)

Miembro titular con función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API). Dictó seminarios y supervisiones en sociedades psicoanalíticas de América Latina y Europa. Escribió numerosos artículos y libros sobre clínica, metapsicología y técnica psicoanalíticas. En 2014 la API lo galardonó con el Premio Mary Sigourney por haber construido puentes significativos entre la tradición clásica del psicoanálisis y la cultura contemporánea.

El Complejo Fraterno es un conjunto organizado de deseos hostiles y amorosos que el niño experimenta respecto a sus hermanos. Este complejo no puede reducirse a una situación real, a la influencia ejercida por la presencia de los hermanos en la realidad externa, porque trasciende lo vivido individual. También el hijo único requiere, como todo ser humano, asumir y tramitar los efectos generados por la forma singular en que este complejo se construye en cada sujeto. Podemos diferenciar cuatro funciones:

a) Sustitutiva

b) Defensiva

c) Elaborativa

d) Estructurante

a) La función sustitutiva del Complejo Fraterno se presenta como una alternativa para remplazar y compensar funciones parentales fallidas. La sustitución puede también operar, por un lado, como función elaborativa del Complejo de Edipo y del narcisismo y, por otro lado, como función defensiva de angustias y sentimientos hostiles relacionados con los progenitores, pero desplazados sobre los hermanos.

b) La función defensiva del Complejo Fraterno se manifiesta cuando éste encubre situaciones conflictivas edípicas y/o narcisistas no resueltas. En muchos casos sirve para eludir y desmentir la confrontación generacional, así como para obturar las angustias. Esta función defensiva se ve facilitada en virtud del fenómeno del desplazamiento, a través del cual se producen falsos enlaces que originan múltiples malentendidos; éstos se presentifican en la experiencia clínica, como así también en la mitología y en la literatura, por ejemplo, en la obra teatral El Malentendido de A. Camus [1]. Con mucha frecuencia, los mismos padres son los que provocan falsos enlaces entre los complejos paterno, materno y parental con el complejo fraterno y promueven a la vez competencias hostiles entre los hijos. «Dividen para reinar». De ese modo, interceptan entre los hermanos la posibilidad de construir lazos solidarios de confraternidad, para fundar entre ellos un poder horizontal que contraste y confronte precisamente el abuso del poder vertical detentado por los padres en la dinámica familiar.

c) El Complejo Fraterno ejerce una función elaborativa fundamental en la vida psíquica, no sólo por su propia envergadura estructural, sino porque colabora, además, en el incesante trabajo de elaboración y superación de los remanentes normales y patológicos del narcisismo y de la dinámica edípica que se presentan a lo largo de toda la vida. Así como el Complejo de Edipo pone límite a la ilusión de omnipotencia del narcisismo (Faimberg) [2], también el Complejo Fraterno participa en la tramitación y desasimiento del poder vertical detentado por las figuras edípicas y establece otro límite a las creencias narcisistas relacionadas con las fantasías del «unicato». En cambio, el sujeto que permanece fijado a traumas fraternos, no logra una adecuada superación de la conflictiva edípica y permanece en una atormentada rivalidad con sus semejantes, que puede llegar a cristalizarse en la repetición tanática de «los que fracasan al triunfar». En esta conducta no sólo actúan las culpas edípicas no elaboradas, sino que participan además las culpas fraternas y narcisistas, con su correspondiente necesidad de castigo consciente e inconsciente.

d) El Complejo Fraterno posee un papel estructurante y un carácter fundador en la organización de la vida anímica del individuo, de los pueblos y de la cultura. Participa en la estructuración de las dimensiones intrasubjetiva, intersubjetiva y transubjetiva a través de los influjos que ejerce en la génesis y mantenimiento de los procesos identificatorios en el yo y en los grupos, en la constitución del superyó e ideal del yo y en la elección del objeto de amor.

[1] Camus, A. (1992). El malentendido. Buenos Aires: Losada, p. 49.

[2] Faimberg, H. y Corel, A. (1989). Repetición y sorpresa. Revista de Psicoanálisis, 46(5), p. 721.

Kancyper, L. (2002). El complejo fraterno y sus cuatro funciones [Trabajo libre]. En Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica. XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. Federación Psicoanalítica de América Latina (FEPAL). Montevideo, Uruguay.

 


Lic. Enrique O. Ascaso

Docente titular e integrante del Consejo Académico de la Maestría en Psicoanálisis Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (AEAPG) en convenio con la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Exsecretario de los Posgrados en Psicoanálisis de la AEAPG en convenio con la UNLaM. Presidente de la AEAPG en el período 1997-2001. Presidente de Federación Latinoamericana de Asociaciones de Psicoterapia Psicoanalítica y Psicoanálisis (FLAPPSIP) en el período 2001-2003. Asesor editorial de la Revista digital Psicoanálisis. Ayer y Hoy.

Pulsión y defensa. Conceptos fundamentales para el desarrollo simbólico y la constitución del sujeto

Iniciaremos esta elaboración considerando los escritos freudianos del período denominado pre-psicoanalítico, que va desde 1890 a 1897. Este recorrido nos servirá para pensar tanto la estructuración del psiquismo (constitución del aparato psíquico) como así también, los desarrollos teóricos que nos posibiliten aproximarnos a la clínica contemporánea.

El primer motivo que justifica la revisión de este período es que fue el tiempo en que deslindó las Neurosis de Angustia de la Neurastenia y estas Neurosis, que denominó Actuales, de las Psiconeurosis. Presentaciones clínicas que luego dejó de estudiar y que en gran medida son los debates actuales respecto a los llamados casos fronterizos o de borde, que presentan desafíos para su abordaje clínicos y su conceptualización.

Para Freud, prestar atención a la concepción cuantitativa (monto de afecto, investidura) y a la teoría de las inscripciones psíquicas, teoría de la representación, le resultó útil para poder explicar de forma comprensible y consistente la influencia anímica, sobre el cuerpo, las exteriorizaciones corporales que promueven los afectos y el valor de la palabra.

En el artículo «Tratamiento psíquico, tratamiento del alma» (1890), se pregunta ¿porque las palabras son buenos medios para provocar alteraciones anímicas? Para ello hace todo un recorrido que pasa por distintas manifestaciones vinculares, sugestión, hipnosis, curas milagrosas, el poder de la fe, el entusiasmo de las multitudes, donde las mociones anímicas pueden elevarse hasta lo desmesurado en virtud del efecto de masas. “Las palabras, son los principales mediadores del influjo que un hombre pretende ejercer sobre los otros”.

Poco tiempo después (1891), escribió un artículo sobre «La afasia». Al interesarse sobre los trastornos del lenguaje, desarrolla el aparato del lenguaje equipado para la asociación.

Propone pensar las perturbaciones del lenguaje con relación a factores funcionales (asociaciones) y no tanto de localizaciones (anatómicas) y sugiere utilizar el término asimbólico para los casos en que se encuentra perturbada la relación entre la palabra y la idea del objeto y no para la relación entre el objeto y su idea. Entendemos que le da primacía a la representación de palabra y la representación del objeto y no a la adecuación de la representación del objeto con la cosa.  El aparato del lenguaje sería el antecedente del Aparato Psíquico.

En la «Comunicación preliminar» (1892) encontramos las bases de lo que desarrollará en el Proyecto respecto a la tesis de la constancia de la suma de excitación y la teoría del recuerdo. Aquí, sólo se aplican para explicar las manifestaciones clínicas en las que ciertos contenidos psíquicos, ciertos complejos de representación, se encuentran privados de su tramitación psíquica, provocando la escisión de la conciencia. A su vez, manifiesta que deviene trauma psíquico cualquier impresión cuyo trámite, por trabajo de pensar asociativo o por reacción motriz, depare dificultades, siendo las vivencias aptas para producir el efecto de un trauma, aquellas que desencadenan sentimientos de terror, mortificación o desengaño.

Esta diferenciación de los modos de tramitación de la suma de excitación, le será de utilidad para separar las Psiconeurosis (perturbaciones en la tramitación psíquica, conflicto intrapsíquico) de las Neurosis Actuales (perturbaciones en los procesos de descarga motriz, abstinencia sexual, eyaculación precoz, masturbación compulsiva, etc.)

En la comunicación sobre «Las neuropsicosis de defensa» (1894), como su título lo indica, desarrolla la importancia de los mecanismos de defensa, sosteniendo que las variedades de las defensas frente al vivenciar traumático resultan determinantes en las formas de enfermar.

No sólo importa el suceso traumático, sino, fundamentalmente, el modo de respuesta ante dicho suceso.

A partir de la representación auxiliar que dice: «En las funciones psíquicas cabe distinguir algo (monto de afecto, suma de excitación) que tiene todas las propiedades de una cantidad —aunque no poseamos medio alguno para medirla—, algo que es susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga, y se difunde por las huellas mnémicas de las representaciones como lo haría una carga eléctrica por la superficie de los cuerpos». Manifiesta que los destinos del afecto o suma de excitación depende de las defensas que se ponga en juego. 

En el caso de la histeria, en función del mecanismo de la conversión, el afecto adherido a la representación reprimida se traspone a aquella inervación motriz o sensorial que mantenga nexo con la vivencia traumática, convirtiéndose así en un símbolo mnémico.

En las representaciones obsesivas y fobias, ese afecto permanece en el ámbito psíquico adhiriéndose a otras representaciones, en sí no inconciliables.

A su vez, destaca que es “la vida sexual la que conlleva las más abundantes ocasiones para la emergencia de representaciones inconciliables”.

Para las psicosis (confusión alucinatoria) describe una defensa, mucho más enérgica, donde el yo desestima —Verwerfen— (traducido al castellano como Repudio y en la teoría lacaniana como Forclusión) el yo se arranca de la representación insoportable junto a un fragmento de la realidad objetiva.

Con estos antecedentes, Freud acomete el trabajo de diferenciar cierto tipo de manifestaciones clínicas ante las cuales el método y la teoría que estaba construyendo resultaban insuficiente. En 1984 escribe «Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia».

En ese artículo podemos observar la descripción minuciosa que hace del cuadro clínico de las neurosis de angustia que aún hoy tiene vigencia y que comprende los siguientes síntomas:

1. Irritabilidad general acrecentada; que muchas veces se acompaña de hipersensibilidad a los ruidos y a menudo es causa de insomnio.

2. Expectativa angustiada; suele ser el síntoma nuclear de la neurosis de angustia que se distingue de la concepción pesimista de las cosas más o menos común porque se presenta con la fuerza de una compulsión. Esta expectativa puede dirigirse a la preocupación por la salud de seres queridos o a la propia, como en la hipocondría o presentarse en relación a la conciencia moral.

3. Ataque de angustia; es la manifestación que con mayor frecuencia acompaña la urgencia subjetiva. Puede consistir en un sentimiento de angustia de características insoportables que se presenta solo o asociado a perturbaciones de un o varias funciones corporales.

4. Equivalentes corporales de la angustia; son las perturbaciones corporales que se presentan en muchas oportunidades sin registro subjetivo de la angustia:

  • de la actividad cardíaca; palpitaciones, arritmia, taquicardia persistente, pseudoangina-pectoris.
  • de la respiración; disnea nerviosa o ataques semejantes al asma.
  • de la alimentación, bulimia o anorexia.
  • digestivas, las diarreas que sobrevienen como ataques. 

5. Terror nocturno de los adultos; por lo común acompañado de angustia, disnea, sudor, etc.

6. Ataque de vértigo; acompañado de sensaciones de que el piso oscila, resulta imposible mantenerse en pie, las piernas pesan como plomo, tiemblan o se doblan las rodillas. Vértigo a la altura que se presenta con frecuencia asociado en las neurosis obsesivas.

7. Desmayos

8. Cierto tipo de fobias, que se distinguen de las fobias neuróticas como por ej. La agorafobia.

Es importante destacar que, a esta altura de su desarrollo teórico, estas manifestaciones de la angustia no provenían de una representación reprimida y por lo tanto no admitían ninguna derivación psíquica. No remiten a un conflicto intrapsíquico ni a la historia del sujeto. Se trataba de una acumulación de «excitación de origen somático y de naturaleza sexual», en principio motivada por una práctica sexual actual inadecuada (masturbación compulsiva, coitos interruptus, etc.).

Con estas consideraciones intentaba explicar, porque no eran pasibles de ser tratadas por medio de la técnica psicoterapéutica y proponía en su lugar una re-educación, es decir, psicoprofilaxis.

Si bien hoy estas explicaciones nos parecen limitadas e inconsistentes, nos deja algunos elementos de los cuales partir para construir una teoría que de una mejor explicación al fenómeno. El mismo Freud, 30 años después, retoma esta problemática cuando ya había efectuado la revisión teórica pulsional y tópica (Pulsión de muerte, Ello-Yo y Superyó, masoquismo primario, angustia automática) y manifestaba que, si bien no le satisfacía la explicación dada, las observaciones clínicas seguían siendo válidas, al igual que las dificultades para su abordaje terapéutico.

Algo que menciona hacia el final del artículo que estamos trabajando, me parece de suma importancia, en estas sintomatologías, en vez de un procesamiento psíquico interviene una desviación de la excitación hacia lo somático, lo cual, a mi entender significa que se trata de una insuficiencia psíquica, a consecuencia de lo cual se producen unos procesos somáticos anormales.

Es decir, no se trata de procesos somáticos anormales que generan insuficiencia psíquica, sino que la insuficiencia psíquica desencadena procesos somáticos anormales. La psique deviene insuficiente para dominar la «excitación sexual somática». Esta limitación para tramitar dicha exigencia se desvía a lo somático cayendo en el estado de angustia y sus manifestaciones corporales.

Ascaso, E. (2020). Pulsión y defensa. Conceptos fundamentales para el desarrollo simbólico y la constitución del sujeto. En G. S. Jaimsky (comp.), Modelo para armar. La constitución del psiquismo, entre versiones freudianas y posfreudianas (pp. 49-54). Buenos Aires: Ricardo Vergara.

Acerca del autor

GRACIELACOHAN

Graciela Cohan

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *