Dedicado a Alberto Cruzalegüi Sumilla
En mecánica, se denomina transmisión de potencia al proceso de conducir alguna forma de energía desde una fuente a un destino para producir movimiento. La aspiración freudiana de imprimir, a la causa psicoanalítica, un dinamismo a gran escala, alienta su interés por lograr su legitimación, expansión y transmisión. En los momentos iniciales, el objetivo era establecer una tradición y dar forma a una herencia transmisible a las nuevas generaciones de psicoanalistas. El dilema de constituir este legado estaba directamente vinculado a los orígenes del psicoanálisis en tanto institución y su porvenir a partir del conocimiento transmitido en las aulas de formación y circuitos transferenciales. Cobra sentido el interrogante que rondaba a Freud: ¿Es posible enseñar psicoanálisis? En este artículo abordamos el tema de la transmisión en su relación con la escritura, partiendo del supuesto de que la palabra ya tiene una huella en nosotros como núcleo de lo inconsciente.
Palabras clave: transmisión, escritura, palabras, creatividad, literatura.
«las palabras eran originalmente mágicas… incluso hoy conservan gran parte de su antigua magia»,
Introducción al Psicoanálisis, Freud
Prehistoria e historia
El psicoanálisis nació de una comunicación epistolar, conocida como el autoanálisis de Freud y consignado en las cartas a su amigo berlinés Fliess (Freud, 1986). Este trabajo autoexploratorio junto a su particular interés en anotar sus sueños y descifrarlos, determinará para Freud el poder de la “asociación”; desde entonces la escritura impregna la prehistoria del psicoanálisis y su influencia se ve refrendada por el interés académico de Freud en los trastornos del lenguaje, así como su participación en el curso de Breuer sobre “Fisiología del Habla y la Voz” de 1874 y por el entusiasmo en las Conferencias de Charcot en la Salpêtrière de París en 1889. Interesado en el mutismo histérico, Freud se interroga sobre los misterios de la memoria, abandona la anatomía cerebral y se desliga de la influencia de Meynert. Este recorrido lo conduce a centrar su atención en la hipnosis y su potencial en el tratamiento de la neurosis, para finalmente concluir con el protagonismo asignado a la cura por la palabra.
Tras los célebres casos de las histéricas, la narración oficial de la historia del psicoanálisis inicia con la Interpretación de los sueños y con el caso Dora. De ahí en adelante se instala la inquietud por la transmisión del psicoanálisis, que avanza en paralelo con su institucionalización, incluyendo las disidencias, controversias y, más adelante, la fundación de centros de enseñanza (Solís, 2023). Estudiar el psicoanálisis desde una perspectiva histórica implica contextualizar diferentes aspectos de su devenir y evaluar su legado, así como las bases teóricas y técnicas que son un terreno en disputa.
Examinar la actualidad del psicoanálisis y adentrarse en su transmisión significa examinar la problemática del sufrimiento humano, que a modo de prerrequisito, se traduce en el cuestionamiento sistemático por sus herramientas y la atención a la subjetividad de su tiempo, manteniendo una actitud dialogante, asumiendo un enfoque multidisciplinario y recogiendo las divergencias (Sota, 2025). Solo así podemos redescubrir la profunda injerencia del psicoanálisis en nuestra vida cotidiana y en los conceptos generales sobre la mente, el pensamiento y las emociones humanas.
Modalidades de Transmisión
“Dios creó al hombre como el mar crea los continentes: retirándose”.
Holderlin
Revisar la fundación del psicoanálisis es un trabajo de memoria, historia y controversias que visibilizan la tradición y sus discrepancias. Aunque hasta cierto punto se busca preservar la pureza del conocimiento psicoanalítico, señalando normas de profesionalización, lo cierto es que se discute la llegada de nuevos analistas, así como las particularidades de la filiación, el entrenamiento y los mecanismos oficiales para dirimir el reconocimiento de las diferencias (Lear, 2005). La transmisión implica la tradición en tanto perpetuidades formales; la evolución del contexto exige adaptaciones y modificaciones, estableciendo una dinámica de continuidad y cambio (Nunes, 2024). Frente a este panorama, existen modalidades de transmisión a considerar:
– La transmisión y su conceptualización psíquica, que inicia con los estudios sobre la herencia psicobiológica en Estudios sobre la histeria (Freud, 1895) hasta la transmisibilidad de las prohibiciones en Tótem y tabú (Freud, 1912-1913) y el problema de la identificación unido a lo intergeneracional en Psicología de las masas y análisis del yo (Freud, 1921); La transmisión de lo negativo (Kuperman, 2025). Desarrollos posteriores han mantenido vigente el tema: Eiguer (1989); Abraham y Torok (1976); Kaës (1983).
– La transmisión de la práctica psicoanalítica, que alude al registro que el psicoanalista deja de su labor y que puede sintetizarse en torno a las preguntas sobre qué historia se quiere escribir, así como la razón por la que se escribe un caso. La clave será las particularidades que se quieran transmitir del proceso o tratamiento (Rodríguez, 2024).
– La transmisión de la enseñanza en psicoanálisis trae la problemática de la gestión del conocimiento, así como de las fuerzas vinculantes de y hacia la institución, en la forma de sentido de pertenencia (Safouan, 1984). De ahí la importancia de brindar espacios para el intercambio y el debate que eviten encierros endogámicos (Fierens, 2025). La enseñanza institucionalizada está en constante tensión entre la innovación y la reproducción (De Souza, 2025), al punto de parecer pertinente el concepto del historiador E. Hobsbawm de una tradición inventada (Hobsbawm, 1983) en tanto se trata de la generación de sentimientos identitarios.
Así, respecto a los orígenes y la filiación, la transmisión atraviesa ideales, deseos y las marcas del lenguaje introduciéndonos en la temporalidad. Si bien está en juego un legado, nunca es algo dado, sino una tarea (Derrida, 1986); y en tanto tal, en términos de transmisión, resulta pertinente una fórmula como el pase, ejercicio lacaniano que implica reconocimiento y distancia como experiencias afectivas que se inscriben en versiones singulares.
Escritura, lectura de lo inconsciente
«La imaginación es más importante que el conocimiento, porque el conocimiento es limitado, mientras que la imaginación lo abarca todo en el mundo, impulsa el progreso y es la fuente de la evolución del conocimiento».
Albert Einstein
Entender la escritura como un espacio donde el inconsciente puede manifestarse (Lacan, 1987) y el inconsciente del autor y el lector se reconocen, plantea una nueva relación con el texto. La literatura, además de un espacio de goce estético, lo es también de autoconocimiento. (Garayalde, 2025). La escritura y la cura comparten el protagonismo de la palabra, en ese sentido, el psicoanálisis tiene algo que decir sobre la necesidad humana de escribir (Guerrero, 2025); en Freud se vislumbran dos perspectivas: la primera se apoya en el ensayo El poeta y la fantasía (1907), donde sostiene que la humanidad recurre a la narración (y la imaginación) para satisfacer los deseos frustrados, inventando una realidad más bella y gratificante, lo cual también alcanza para sus consideraciones sobre el arte. La segunda perspectiva sostiene que la escritura y otras formas de expresión artística, surgen de la necesidad de defenderse; escribir sería un intento de procesar un trauma, un afecto, un dolor, una sensación de angustia o miedo, es decir que vía la escritura se repara.
La base del análisis es asumir que en cada obra individual y en la labor creadora de toda una vida, se vislumbra y atisba el mundo interior del autor, sus deseos ocultos y sus conflictos; en esa perspectiva, la creación artística es afín a la asociación libre. Si el inconsciente del escritor habita y emplea su fantasía como forma de satisfacción sustitutiva les asigna la función de ser representación (aquello que busca satisfacerse) (Weigandt, 2025). Freud es cauteloso y admite que es un terreno misterioso y su análisis se limita a la economía de las pulsiones y las resistencias, el “retorno de lo reprimido” y a la obra como expresión de la sublimación del «complejo de Edipo», de modo que la creatividad sería una continuación y reemplazo del antiguo juego infantil. Un claro ejemplo para Freud es Leonardo da Vinci, paradigma del artista y científico; en su análisis pone en discusión el tema de la sublimación en conexión con los deseos ocultos del inconsciente y la actividad creativa. ¿Es legítimo que el psicoanálisis discuta la literatura? ¿Existe el riesgo de involucrar la psicobiografía del autor? El psicoanálisis, aplicado a la creación literaria, le otorga una nueva dimensión al incorporar a su estudio, además de la forma y contenido manifiesto, el contenido latente, oculto, que rodea al texto. La literatura está imbuida de las aspiraciones y vicisitudes vitales de sus autores, no obstante, escribir puede ser una forma de autoexigencia, autogratificación, autodescarga, autorrealización, autoexpresión y autorredención. Recordemos también que cuando Freud discutía de literatura y arte, en realidad no apelaba al psicoanálisis; al contrario, utilizaba la literatura y el arte para explicar fenómenos o teorías que no pueden explicarse mediante conceptos.
Con todo, el psicoanálisis como herramienta de lectura, puede llegar a distorsionar el sentido del texto literario, al pretender explicar la relación entre creación literaria y desorden mental, mediante el empleo del molde de casos clínicos, llegando a forzar la interpretación y el sentido. No obstante, muchas referencias literarias que guían las intuiciones de Freud, se emplean en tanto evidencias, como lo son: el complejo de Edipo, Hamlet y otras configuraciones como el narcisismo, el masoquismo o el sadismo. Lo mismo que algunas ocurrencias oníricas como en “El delirio y los sueños en la Gradiva de Jensen”, los fenómenos de extrañeza en “Lo Ominoso” o los guiños patográficos como en “Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci”.
Creación, cura y lugar de la palabra
“Llevo varios días escribiendo… Solo por este camino es posible mi recuperación”,
Franz Kafka
¿Cómo se convierte la imaginación en realidad? Esta pregunta delinea los caminos de la creatividad, tema fascinante que siempre nos tienta definir. Para Freud se trata de comprender los procesos creativos, lo cual implica adentrarnos en las modalidades de representación de la naturaleza humana. Los intentos de definir la creatividad siempre son elusivos y parciales, se puede decir junto con Lepold (1978) que: “la creatividad se ha convertido en una palabra mágica”.
La palabra “creatividad” surge entre los s. XIX y XX y supone lo “original” y “útil”; en psicoanálisis la literatura ha sido además de inspiración, un recurso susceptible de análisis que permite abordar el poder conmovedor y el impacto que producen en la sociedad y los individuos, ya que en tanto procesos creativos, son resultado de la interacción entre la esencia creativa individual y la influencia social. Las actividades creativas permiten a las personas experimentar la sensación de tener opciones y a través de niveles de participación, lograr múltiples beneficios.
La escritura y específicamente la actividad literaria, con su lenguaje vibrante, personajes seductores e historias cautivadoras, puede capturar realidades sociales, así como pormenores de nuestra subjetividad. La inspiración para escribir está en todas partes, en el entretejido de la vida interior y la experiencia exterior de la cotidianeidad. Una conceptualización precisa del acto creativo requiere este contexto de completa interdependencia. Siempre creamos con “otros”.
La arteterapia, intervención no verbal, es un tipo de psicoterapia, vivencial y relacional (Malpartida, 2025), que utiliza procesos creativos que ayudan a las personas en su crecimiento emocional, a la par que promueve la autocuración. Desde el psicoanálisis, si bien se aprecia muy pronto con los sueños, la conexión entre la imagen y el mundo interior, es la arteterapia lo que da las claves de sanación, en tanto que el proceso creativo se concibe como una herramienta terapéutica en sí misma. El gran potencial que demuestra para el TEPT (trastorno de estrés post traumático), valida su práctica en la comprensión del trauma. Así, se entiende que al trascender el nivel consciente y diversificando la expresión, más allá de lo verbal se atiende a dimensiones del trastorno postraumático de difícil descripción, enfocando la experiencia; se asemeja así al camino psicoanalítico, tal como como afirma el analista alemán Alfred Lorenzer, en su libro, La arqueología del psicoanálisis (Lorenzer, 1987), al definir el psicoanálisis como “análisis de experiencias”.
Todo oídos, o buen viaje (All Ears)
La película “All Ears”, (Jiayin Liu, 2023), puede traducirse como Todo oídos o Buen viaje, aproximaciones evocativas y metafóricas sobre el duelo, la muerte y la pérdida. El film se ambienta en el bullicioso Pekín, el protagonista Wen Shan, interpretado por Hu Ge, es un guionista fracasado que mantiene un estilo de vida ordinario escribiendo panegíricos por encargo. Wen Shan lleva un ritmo vital pausado y sin sobresaltos, envuelto en un aura de melancolía; el único esfuerzo que da sentido a su existencia es comprender a las personas fallecidas para quienes indirectamente escribe; su única motivación es lograr contar de la mejor manera posible su historia a quienes son sus deudos.
Las personas en quienes se inspira al escribir son todas diferentes y la dedicación y fascinación que siente Wen Shan por cada una de ellas y sus historias lo impulsa a seguir sus pasos: sentarse donde se sentaron, contemplar el panorama que contemplaron a diario, observar y escuchar atentamente a quienes los rodearon, en búsqueda permanente de la verdadera historia tras su comportamiento. La película describe tres formas de vivir el duelo. Una hermana distante que se cuestiona y atormenta sobre cómo debe recordar a su hermano fallecido, un hombre adicto al trabajo cuyo rol de hijo ha terminado tras la muerte de su progenitor y que debe asumir su propio compromiso de padre y, un empleado, que pierde a su compañero de trabajo, y que trata de hacer realidad la visión de su amigo, le deja apenas tiempo para procesar sus sentimientos tras su muerte. Tres breves historias en torno a la experiencia universal de la muerte, aproximaciones a su efecto discontinuo en la rutinas de la vida y las imposibilidades de la transmisión. Esta película también aborda lo que significa ser escritor, a partir de la búsqueda de Wen Shan de lo extraordinario en la vida cotidiana de la gente común, afirmando que “aunque solo una persona la conozca, la historia sigue mereciendo la pena escribirse”.
Un panegírico es un elogio fúnebre, que forma parte de ciertos servicios funerarios; se trata de un texto que debe conmover, recordar y celebrar la vida del difunto resaltando sus cualidades, logros y pretende dar constancia de la cercanía con el occiso. Se trata, en pocas palabras, de un texto de despedida, cuyos orígenes se remontan a la cultura romana y su rica tradición en oratoria.
Desde el psicoanálisis, la importancia del panegírico radica en su capacidad para conectar a los presentes. Vía este homenaje se crea un espacio de apoyo mutuo donde se puede expresar emociones y compartir el dolor de la pérdida, honrando la memoria del ser querido más allá del luto, en tanto su función es recordar y honrar.
En “All Ears”, Wen Shan se siente comprometido con los deudos, ¿En qué se basa su motivación interna al escribir? ¿Cómo logra dar con la singularidad del difunto? Con el psicoanálisis sabemos que la ausencia de una palabra adquiere un valor que nos persigue, como si fuese aquello que nos hubiera gustado escuchar o decir. Las palabras conectan con lo visible y lo invisible, lo deseado o lo temido (Calvino, 1983) y la labor del protagonista es una dinámica del encuentro con las palabras y su poder y magia para organizar un contenido muchas veces doloroso; por su intermedio se desarrolla la capacidad interna de conectar con los mundos externo e interno, ampliando la receptividad.
A modo de cierre, Mario Vargas Llosa (1936 – 2025) considera que la literatura es una forma de hechicería que nos permite vivir diferentes aventuras; transcribo un fragmento de su discurso de recepción del Premio Nobel 2010:
“Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio…
La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final…”

