Este trabajo se propone un aporte a la discusión acerca de los nuevos modos del ejercicio de la maternidad, dando cuenta de las transformaciones y herencias del modelo tradicional en este tema. Sabiendo que la maternidad más que otros determinantes ha sido el pilar de construcción de la subjetividad de género femenino. Se indagará sobre cómo se construye el deseo de hijo, los nuevos modelos de familia y pareja en un momento donde las posibilidades de concepción son múltiples. Algo está cambiando y requiere visibilidad.
Resulta importante, en una época de tantas transformaciones, poner en revisión las teorías prexistentes acerca del ejercicio de la maternidad y el deseo de hijo para poder conceptualizar representaciones y prácticas que son inéditas. Buscamos dilucidar la ambigüedad en algunas mujeres quedesean tener hijos, pero temen perder su autonomía y, a la vez, desean tenerlos por el valor del ideal de la maternidad que esto imprime. Así, nos preguntaremos qué significa ser madre hoy, cuáles son las representaciones y los valores que se le adjudican a la maternidad que la hacen un ideal de realización de la identidad femenina. Aun así, los conflictos entre ideales que aspiran a su realización están presentes en los deseos de dichas mujeres que hemos tomado para esta investigación.
Los aportes que se irán desarrollando tienen un origen doble; por un lado, surgen de la experiencia clínica y, por el otro, se sustentan teóricamente en los estudios psicoanalíticos con perspectiva en género. Es sabido que las representaciones acerca de los géneros forman parte del sistema de ideales de una cultura y, como parte de la construcción de género femenino, la maternidad no está exenta de prohibiciones y prescripciones que no son determinantes biológicos ni son universales. Tampoco está a salvo de las transformaciones culturales que modelan constantemente las identidades femeninas.
El deseo de hijo en las mujeres actuales se ha diferenciado del deseo de maternidad, dado que la maternidad en sí misma ha perdido la fuerza de ser el principal ideal de realización de la identidad femenina (mujer=madre). (1)
Distinguimos tres cambios importantes que nos permitirán comprender las transformaciones del ambiguo y conflictivo modelo reproductivo actual. En primer lugar, los adelantos científicos en salud reproductiva que conllevan una ampliación absolutamente inédita de las posibilidades de elección, tanto en lo que se refiere a la anticoncepción como en el de la fertilización asistida. En segunda instancia, los revolucionarios avances que han logrado las mujeres en los últimos dos siglos en materia de autonomía económica y subjetiva, equidad de género en ámbitos socialmente ocupados por los varones. Por último, se enlaza con el conjunto de cambios que se vienen dando como producción de las nuevas configuraciones familiares en clave posmoderna.
Así, el hilo del análisis se irá entretejiendo a partir de estos tres grandes determinantes de la realidad femenina de hoy: el nuevo lugar de la mujer, las relaciones entre la feminidad, la profesión y la maternidad; las nuevas formas de organización familiares en lo que respecta a los modos de reproducción y modos de crianza.
La ciencia avanza sobre y con las mujeres
Desde nuestra perspectiva, entendemos a la maternidad en su apuntalamiento en la biología, pero también en sus prácticas sociales y su modo de ejercicio. Por ende, es producto de las relaciones y prácticas socialmente construidas y organizadas alrededor de las diferencias entre varones y mujeres, que se transmite en el tiempo y construyen un modo específico de subjetividades. Es decir, sobre las posibilidades biológicas, las sociedades agregan valores y organización, creando así, culturalmente, categorías, géneros, posiciones. Así, a cada género la sociedad le asigna un determinado modo de pensar, de sentir y de comportarse, que no se derivan necesariamente de la diferencia biológica que argumentativamente lo sustenta; sino que están dados por los valores y creencias de un momento sociohistórico determinado. La maternidad, como práctica subjetivante del género femenino, es una construcción cultural que puede asumir formas diversas como cualquier otro rasgo cultural. Sobre esa práctica se producen desigualdades ya que encierra relaciones de poder en el marco de la organización patriarcal.
Los avances científicos en salud reproductiva han abierto, indudablemente, nuevas puertas a las mujeres actuales, en tanto les permite un mayor control de sus cuerpos en lo que respecta a los métodos de anticoncepción y una mayor planificación del embarazo. Así también no podemos desconocer que ciertos avances han producido la idea imaginaria de un estiramiento subjetivamente indefinido del reloj biológico, cosa que las estadísticas desmienten en tanto que la posibilidad de éxito que los tratamientos alcanzan es baja (lo que se estiró es la expectativa de vida, no de la edad fértil). En realidad podemos pensar el horizonte de nuevas formas del poder sobre los cuerpos femeninos, estrategias biopolíticas que conllevan prácticas que definen y generan diferentes formas de control. El punto clave de la politización, tanto científica como cultural se reproduce en el ejercicio de poder sobre los cuerpos, así el cuerpo de la futura madre es escenario de vigilancia de natalidad en sus nuevas formas, hoy territorio de debates.
La tensión y necesidad del uso de las Nuevas Tecnologías Reproductivas (NTR) para conseguir la concepción, ya sea por edad o por problemas de salud o dada la dificultad de armar pareja, muestra que algunas mujeres se piensan solas a la hora de decidir tener un hijo. Como veremos, los escenarios actuales son múltiples y complejos a la hora de decidir tener hijos y no se halla exento de altos costos económicos y en la subjetividad para compatibilizar luego el mundo público con el mundo privado.
Algunas viñetas darán cuenta de las representaciones y conflictos de una paciente relativa al tratamiento de fertilización asistida, y el consecuente sufrimiento psíquico y físico que provocó en ella:
J: (36 años) Cinco años de casada y no quedaba embarazada, no tuve mucha “afinidad” para la maternidad…
Podemos pensar si se trata de falta de deseo, destiempo, conflicto entre ideales, lo que aparece en las entrevistas va armando un mapa del conflicto y del padecer de la consultante.
J: “Utilizaron el método ICSI (2), muy invasivo para una mujer, me han manoseado tanto, hasta creí perder el pudor. El proceso fue muy desgastante, hay que poner el cuerpo…” La vivencia subjetiva más allá de la técnica que se realizó en un sólo procedimiento, fue vivida como traumática y el escenario fue su cuerpo.
J: Gracias a mi marido, soy madre. Yo nunca hubiera hecho tratamiento, pensaba si viene, viene, si no va, no va” y “ahora me quedó el terror de quedar embarazada de nuevo, es un alto riesgo, me anticoagularon todo el embarazo”. Observamos los efectos clínicos: desmantelamiento del yo, fragmentación del propio cuerpo, síntomas conversivos cuyas impresiones psíquicas pasaron a ser fenómenos somáticos. La defensa somática por disociación en la esfera psíquica, produce una formación asimbólica (exceso de trauma) transformando la energía libidinal en puramente somático a tal punto de poner en riesgo la vida. La paciente después del parto, que sufrió complicaciones, realizó un sin fin de consultas médicas en diferentes especialidades. En ella iban mutando los malestares, de piel, del corazón, digestivos, etc., siempre con resultados negativos a nivel de patología orgánica, los médicos le decían que estaba “sana”. Pero la ficción en ella era más fuerte.
J: “no me encuentran nada, pero yo me siento mal y tengo miedo de morirme” aseguraba con muchísima carga de angustia.
¿Cómo trabajar sobre lo que no llegó a mentalizar, metabolizar y se le arraigó en el cuerpo? Lo traumático deja huellas difíciles de digerir. Castraciones simbólicas que deben dar lugar a la unificación del yo. Aparecieron en ella sus temores y la culpa por no haber deseado a su hijo. El conflicto de ambivalencia con su hijo era muy fuerte y destructivo para la relación, no podía quedarse sola con el bebé, temía dañarlo. El trabajo en análisis le permitió ir elaborando y reconociendo algo en ella… “que no haya deseado en su momento un hijo no quiere decir que no pueda amar y cuidar al que tiene”.
J: Fui cruel con mi cuerpo cuando no podía tener hijos, me decía no sirve para nada… Perturbaciones psíquicas y corporales, testimonio de la realidad psíquica y de la realidad objetiva del acontecimiento que apareció con un sinfín de síntomas después en el parto y emocionalmente en la relación con el bebe y la pareja. Sumado a la desmentida de que la dificultad para concebir no era en principio de ella, dado que el método ICSI es un procedimiento que se aplica para la infertilidad masculina.
En el discurso de otra paciente, el deseo se presentaba como pura posibilidad de alcanzar aquello que se ofrece a la carta: el deseo de hijo como objeto de mercado, las posibilidades de elección ampliadas bajo las promesas de la ciencia:
L: …si no encuentro pareja, tendré con un donante, me haré una inseminación y puedo elegir que sea rubio de ojos celestes como a mí me gustaría que sea mi hijo…
¿Hijos como objeto de consumo o deseo? Pensar que se puede alcanzar con la instantaneidad que el mercado ofrece, crea un poder omnipotente en las psiques en cuanto a la capacidad de realización, sin intermediaciones. Imaginariamente, se tramita de manera particular la falta de tener sin progreso de lo imaginario a lo simbólico. Así era pensado en esta joven la posibilidad de tener un hijo, al modo como muchas veces elegía sus artículos de consumo, los cuales rápidamente perdían su interés una vez alcanzados.
Nuevas representaciones producto del avance vertiginoso de la ciencia hacia que en el caso de la paciente L de la viñeta, fugara hacia delante por la angustia de estar sola, algo en ella insistía, sin palabras, una ausencia que la situaba en un universo de situaciones nuevas. Trabajar la decisión de tener un hijo sin una pareja y lo que esto implicaba para ella, qué cosas estaban en juego, permitía trascender la idea de deseo como posibilidad sin medida y regular la tensión entre sus ideales. Escenarios posibles que se despliegan en el tratamiento para preguntarnos ¿cuál es el desafío actual? Allí donde la tecnología hace posible lo imposible, algo lo resiste. Crear significados sobre estas nuevas prácticas, dotar de sentido y conciencia a estos objetos de la ciencia y observar los efectos que producen en la subjetividad es el desafío. Trabajar sobre la posibilidad de que sean mediatizados, simbolizados y adquieran sentido en cada una/o, tanto para los que nos consultan como para nosotros/as como analistas ya que la clínica crea teoría.
La maternidad en la familia posmoderna
Por otro lado, las formas actuales del ejercicio de la maternidad y paternidad nos llevan a la pregunta, cuál es el nuevo orden, que implica estas nuevas formas deseantes frente a las mutaciones que ha sufrido la familia en relación al modelo nuclear propuesto a la modernidad. Hoy asistimos a nuevas configuraciones: monoparental, homoparental, recompuesta, que suelen verse para algunos imaginarios como una amenaza los valores tradicionales. (Roudinesco, 2003)
Para tratar la multiplicidad de modos subjetivos de parentalidad (3), las diversas formas de vinculación, filiación y lazos amorosos es necesario deconstruir ciertos prejuicios y comprender la manera actual de relacionarse, vivir y padecer para no caer en la patologización de conductas que no lo son. Faltan nominaciones para lo innovador que se presenta como evidencia en la vida y en la práctica clínica. Tomando la dimensión relacional, se observa que la transformación de las nuevas masculinidades y feminidades está atravesando mutaciones a los que muchos/as se encuentran desconcertados, transitando la transición y desde allí intentan favorecer prácticas más democráticas e innovadoras (Tajer, 2000) al interior de las relaciones de género y familia.Es allí donde la capacidad de amar y trabajar como indicadores de la salud mental (Freud, 1937) se ve fragilizada muchas veces.
Muchas de las mujeres que consultan postergan la maternidad por el temor a perder el lugar alcanzado en el campo profesional, dado que ser madre se ha convertido en una desventaja competitiva, con respecto a los varones, para la continuidad o inserción laboral. Hasta aquí hemos intentado dar cuenta de distintas representaciones y significaciones en que se presenta la decisión de tener hijos y los conflictos que suelen aparecer en dicha decisión. Podemos ser optimistas en tanto sigamos trabajando para dar cuenta de lo original que aparece y lo que insiste para ser representado, para nosotros y para las nuevas generaciones.
Quería tener noción de si la autora ha podido trabajar con madres jóvenes o muy jóvenes que viven en situación de calle o en riesgo de la misma ya que entiendo que para ese sector los problemas o ejes planteados serían bastante distintos y a lo mejor podría ser un aporte volver a pensar si lo que se plantea abarca a “la Mujer” o a algunas mujeres de ciertas condiciones.
Atte.
Estimada Ana, la poblacion que trabajo en la tesis son mujeres profesionales, clase media y media alta, de 30 a 45 años. En este articulo no esta especificado dado el recorte que uno hace para las presentaciones, pero es muy adecuado tu comentario ya que lo que describo en este articulo es algo sobre una población especifica y no intenta ser una universalización ya que tampoco es sobre la mujer, sino sobre mujeres con mayores grados de empoderamiento en diferentes áreas de su vida.
Saludos cordiales
Lic. Graciela Reid
gracias a esta lectura comprendo las dificultades de un tratamiento con una paciente ya que se le informa que todas las intervenciones hormonales son sobre su organismo pero el problema lo tiene el esperma de su marido.Deberemos analizar cuidadosamente la desmentida y el doble mensaje xq todo lo somatiza
Estimada Rita, me da gusto compartir con colegas las experiencias clinicas que permiten actualizar las nociones de conflictos dada las nuevas formas de acceder a la gestacion con las nuevas tecnologias biomedicas.
Muchas gracias
Saludos cordiales
Lic. Graciela Reid
Gracias por la respuesta. Si en alguna ocasión pudiera Ud o deseara tener contacto con otros grupos de mamás diferentes a los que Ud ha trabajado podríamos vincularnos ya que sé que hay mamás de otras clases sociales y formas de vida que podrían beneficiarse de una mirada profesional desde el psicoanálisis y podría ser un aporte. Muchas gracias nuevamente,
Ana
Estimada Ana, gracias por la propuesta, estoy a su disposicion para el intercambio, el mundo de “las maternidades”, no solo se trata de la vivencia singular que atraviesa cada mujer sino tambien como Ud. Dice segun la clase social esto es vivido de otra manera, con diferentes representaciones sobre el deseo de hijo o el deseo de maternidad.
Saludos cordiales
Lic. Graciela Reid