NÚMERO 12 | Marzo, 2015

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Entrevista al «Colectivo Teatral» | Adriana Cabuli, Daniel Delguy, Marisa Marta Federici / Ileana Fischer

Daniel Delguy, Marisa Federici y Adriana Cabuli son psicoanalistas y participan, junto a otros colegas, del Colectivo Teatral, grupo de teatro de la AEAPG. Reunidos en el auditorio de la Asociación, recorrimos con muy buen humor la historia de constitución de este grupo teatral, sus proyectos futuros y cómo esta experiencia pulsa la subjetividad de sus protagonistas y espectadores. «Divanes de Palo» es una pieza teatral del género grotesco que invita a reflexionar acerca del psicoanálisis y los psicoanalistas en su práctica desde un punto de vista humorístico y sagaz.

 

Ileana Fischer: Estamos en el Auditorio de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (AEAPG), reunidos con Daniel Delguy, Marisa Federici y Adriana Cabuli. Ellos son algunos de los integrantes del Colectivo Teatral que es el grupo de teatro de la institución. Gracias por recibirnos en un día de ensayo para compartir con nosotros un poco de los inicios de este «colectivo» y algo de lo que está por venir. Lo primero que me gustaría preguntarles es: ¿qué es el Colectivo Teatral?

Daniel Delguy: Quizás nos ayude empezar por la historia. Esto surgió en 1983, un año emblemático, con la recuperación de la democracia. Todas las instituciones estaban en expansión después de haber estado restringidas durante mucho tiempo. La fiesta de fin de año de la AEAPG era realmente un acontecimiento. La Escuela tenía muchos integrantes y el festejo era multitudinario. En ese año surgió un grupo, coordinado por Alfredo Grande, con la inquietud de preparar algo para esta fiesta. La idea fue hacer una especie de estudiantina en la que el eje fuera reírnos de nosotros mismos, de nuestras función como profesores, ayudantes, estudiantes. La idea tenía que ver con representarnos a nosotros mismos. Esa modalidad de estudiantina, aunque abarcando la modalidad psicoanalítica general, es la que se ha plasmado en esta nueva obra «Divanes de Palo» que representamos el año pasado en 4 funciones y que, por la repercusión que tuvo, es que decidimos constituirnos como un «colectivo teatral».

Marisa Federici: Como habíamos dicho antes, empezó en 1983, pero hubo un giro importante en el año 2013. A partir del aniversario de los 50 años de la institución, es que surge la idea de hacer una obra teatral que no fuese sólo un entretenimiento, sino también transmitir las problemáticas del psicoanálisis y los psicoanalistas mediante otro modo de expresión. «Divanes de Palo» fue una bisagra que nos motivó transformar la estudiantina leída en una obra teatral.

IF: Algunos interrogantes: ¿Cuáles son las problemáticas que se plantean en la obra?, ¿qué es lo que a ustedes les pasó haciéndola?

Adriana Cabuli: La obra la pensó Alfredo Grande como un grotesco que es un género que caricaturiza lo que sucede. La obra muestra una exageración de situaciones que suceden en los consultorios, así como preguntas que nos hacemos los analistas. El teatro siempre intenta transmitir algo; tiene que ver con una posición también política, nunca es sólo un entretenimiento. Lo que nos pasó es que comenzamos como un juego y, a partir de ahí, se armó una cohesión en el grupo muy interesante, también guiada por Alfredo. Lo que se fue generando hizo que nos dieran ganas de ir para adelante. Entonces dijimos: «Seguimos». Se generó el deseo de continuar con la transmisión. Algunas personas dejaron el grupo y Alfredo estuvo de acuerdo en seguir dirigiéndo a los que deseamos continuar. Invitamos a algunos colegas más de la AEAPG a trabajar con nosotros.

IF: ¿ Y ahora en qué está trabajando el grupo?

MF: El año pasado se hizo la obra «Divanes de Palo» para la Escuela y con un público del mundo psi, amigos nuestros, familiares. Ahora, como somos audaces (risa cómplice entre los entrevistados), nos animamos a otro público. Por eso hubo que hacerle algunos cambios al guión, aggiornarlo un poquito para tener otra llegada a gente que no pertenece al mundo psi y que no tiene por qué saber cuestiones ligadas a la historia del psicoanálisis. En este momento estamos ensayando y vamos a presentarla en un teatro durante agosto y setiembre.

DD: Hay algo que quiero aclarar, por lo menos desde mi visión. Las obras anteriores a presentar «Divanes de Palo» no tenían sólo la función de entretener. Tenían una función elaborativa, de denuncia y cuestionamiento, sobre todo de lo que era el arquetipo del psicoanálisis, llamémosle «ortodoxo». La AEAPG era, junto a la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y a la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA), la institución más fuerte que había en Buenos Aires. Las fiestas de fin de año de esas intituciones eran ceremoniosas, característica de esas instituciones. Nosotros vinimos a romper con eso. Para nuestras fiestas proponíamos hacer un grotesco en el que se iban tocando los mismos temas: el ortodoxo, el transgresor, el alumno que no estudiaba, la función del ayudante. Si bien se abordaba la temática psicoanalítica, lo interesante es que se volcaba la problemática interna de la institución en esa única función como teatro leído. Este giro que dice Marisa, cobra magnitud, ya que nos abrimos a un gran público. Otra cosa que quiero destacar, es cómo se arman estas obras. Siempre tuvieron la misma dinámica; nos reuníamos informalmente y empezábamos a improvisar situaciones. Una de las habilidades de Alfredo es captar algún aspecto de cada uno de nosotros, mucha veces inconsciente para el propio portador y, de ahí, armar un personaje en el que tenía que ver un aspecto propio. De este modo, en los reiterados ensayos, iba surgiendo el libreto. Es decir, que este es un quehacer poietico que va surgiendo sin un resultado prefijado.

IF: No hay un libreto de antemano y que el actor reproduce.

DD: Exacto. Se va haciendo, es una aventura abierta. El actor es constructor de la obra a través de sus características, y Alfredo escribe el guión.

MF: Todos coparticipamos. Es un acto colectivo.

DD. Es Alfredo quien escribe el libreto, y todos aportamos algo . Una vez que se coagula, empezamos a trabajar sobre esos personajes, a incorporarlos o a sacar aspectos identificatorios propios que nos permiten jugarlos. Así se va puliendo el guión y, ahora vamos a estar en un espacio teatral, ya no leemos. Tenemos que estudiar el libreto e incorporar el personaje y enfrentar al público. Esto es un pasaje bastante difícil, atravesar la barrera del pánico escénico.

MF: Ya no vamos a estar en la Escuela como espacio protector de alguna manera. Ahora es sobre las tablas y eso también va a ser importante.

AC: Además, por otro lado, sentimos que representamos a la institución con lo cual, también, tenemos que hacer un buen papel. Me quedé pensando, a partir de esto que decía Daniel, que en realidad lo que pasa en la obra es lo que pasa en una sesión de análisis o en un tratamiento. No es de afuera para adentro, sino de adentro para afuera. Es el paciente el que va guiando al analista y, en este caso, Alfredo toma características nuestras. A veces nos preguntamos: ¿y esto qué tiene que ver conmigo?

DD: El teatro, en ese sentido, reproduce lo que pasa en el proceso analítico en el que el analista es identificado e identificante en distintas posiciones y funciones. De ahi se genera una aventura que no tiene un final prefijado. No es ir a buscar algo que se perdió, que yo tengo que encontrar la pista. Es ir y abrir. Esto lo convierte en un proceso creativo y de libertad en el que se genera angustia e inseguridad. Por eso, el grupo que hemos conformado nos ayuda mucho a poder enfrentar algo que no está dentro de nuestra praxis. Ninguno de nosotros, salvo que haya tenido alguna experiencia teatral, en general, no somos personas que hayamos estudiado teatro. Más bien, a partir de esta experiencia, algunos han tomado clases de teatro. Nos ha despertado esa inquietud actoral.

MF: Aparte, hay una particularidad que es la de poner el cuerpo. Esto es diferente, sobretodo para los analistas. Es poner el cuerpo y exponerlo públicamente.

DD: En general, los analistas tenemos la ilusión de estar protegidos en un imaginario falso: el paciente no sabe bien quién es el analista.

IF: A partir de la experiencia con «Divanes de Palo» en la Escuela se constituye este Colectivo Teatral y surge la idea de trasladar la obra a otro ámbito y abrirla a la comunidad. Sacarla del ámbito de la institución y convertirla en una obra pública, con algunas modificaciones. ¿Cuál es el objetivo que ustedes se plantearon más allá del deseo? ¿Cuál es el objetivo de transmisión? Ya que, como ustedes decían, no es un entretenimiento, exclusivamente. Seguramente el público se va a entretener, pero hay una meta que tal vez tenga que ver con poder trasmitirle al público en general algo en relación al psicoanálisis.

DD: Según mi criterio, una de las cosas que la obra muestra es desmitificar la imagen del analista. En una época, había una imagen de analista que se trataba de imitar. Era una imagen estereotipada de lo que debía ser un analista. Este debía ser un tipo insulso, ascéptico y desvitalizado. En la obra contamos y nos reímos de las cosas que nos pasan cotidianamente del otro lado del diván. Tratamos de trasmitir que.somos personas comunes. Se ha sostenido una imagen que no le hace bien a nadie, ni siquiera a los propios analistas. Somos personas del común, con los mismos dolores y angustias, que hemos aprendido a través de ellos y a través de nuestro propio análisis, y del análisis de nuestros pacientes y con ellos. La única ventaja, si es que la tenemos, es dar vuelta nuestras miserias para poder ayudar a otros. Nosotros no estamos dotados de nada. Solo que tenemos más trabajo sobre nosotros mismos.

MF:. Las cosas se fueron dando con el consenso gupal y sí se fueron plasmando las escenas. Nunca estuvo presente el objetivo de salir a la comunidad en el inicio, sino que fue algo que se fue dando como necesidad de grupo de salir de las puertas de la institución y representar a la institución. En esencia, la obra sigue siendo la misma aunque tenga modificaciones. Tiene que ver con esta cuestión de identificar la imagen del analista, reírnos de aquellas cosas que nos pasan y que, para enterarse mejor de qué se trata, hay que verla.

IF: Entonces cuéntennos cuándo y dónde van a estar con «Divanes de Palo».

MF: Vamos a estrenar la obra en el teatro La Clac, Avenida de Mayo 1156. La fecha de estreno es el viernes 7 de agosto. En principio, habrá función todos los viernes de agosto y de septiembre.

AC: Para retomar algo de la pregunta anterior, quisiera decir que no habíamos pensado de antemano esto del objetivo, sino que fue surgiendo. Creo que, de algún modo, la obra trasmite el psicoanálisis hoy, en esta época, ya que lo que las escenas son situaciones terapéuticas en las que se presentan las inquietudes de los analistas con esta nueva modalidad de presentación de los pacientes. La obra cuenta la historia del psicoanálisis: están Freud y Breuer y Anna O. Ellos se preguntan qué sucedió con el psicoanálisis y eso es lo que mostramos. Propone pensar qué es ser psicoanalista en este tiempo y en esta cultura.

IF: Quiero introducir alguna pregunta que vaya un poco a lo íntimo. Los tres comentaban como Alfredo tuvo esa capacidad de ubicar en cada uno de ustedes, algún detalle, alguna cuestión personal que incorporó en el armado del personaje que cada uno representa y que, en algún momento, a ustedes mismos los sorprendió. Los tres tienen muchos años de experiencia como analistas y analizantes, pero el teatro pareciera que los confrontó con algo nuevo acerca de ustedes mismos. ¿Hay algo que ustedes puedan ubicar que encontraron como nuevo acerca de ustedes mismos en el armado de esta representación? Antes habían hablado de poner el cuerpo como una experiencia diferente para el analista en su quehacer. ¿Hay algo que fue novedoso para ustedes como descubrimiento individual, personal?

AC: Para mí, absolutamente, porque si bien siempre me gustó el teatro como espectadora, en este proceso recordé que cuando terminé mi formación en la Escuela hice una obra con Joaquín Hernández Moronta —a quien también convocamos para participar en la obra— en la que representábamos las situaciones del modo de ingreso a la Asociación. Me había olvidado de eso. A partir de la convocatoria de Alfredo para la obra, empecé a estudiar teatro, no pensé que me iba a gustar tanto. La verdad es que no sé cómo va a seguir esto y no sé si tengo alguna condición, pero que la paso bien y me divierto, no hay dudas.

MF: Esto me hace pensar. Yo tuve pocas experiencias anteriores de teatro, pero realmente es un espacio que me acerca y me divierte muchísimo. Creo que en el Colectivo puedo unir dos pasiones: el teatro y el psicoanálisis. Acá pude conjugar dos cosas muy lindas. Esto me entusiasma y, como todo lo que sucede en el Colectivo, no fue planteada de antemano.

DD: En mi caso, que tuve la suerte de estar en las ocho obras de Alfredo, siempre me encontró algún aspecto personal. Hice de reo, de «truchopsiman», gurú milenario, canté en «Terapias Pintadas». Una vez, una de nuestras compañeras le preguntó a Alfredo por qué me hacía hacer de reo y Alfredo le respondió: «¡Es que es un reo!». Y ahora lo pensaba con lo que preguntaste. Quizás esta última me sirvió para ver cómo eran mis principios como analista; y que, para hacerte analista, antes, tenías que responder a un estereotipo que era «transformarte en lo que no eras». Es decir, dejar tu mímica, dejar tu hablar, y a mí eso me costaba horrores. Entonces, yo me entrenaba para tener cara de nada. Esto era lo que supuestamente tenía que hacer un analista. Lo lamentable es que hay analistas que vivieron su vida así. Lo que siempre tuvo la Escuela fue que rompía con todo eso: en esas estudiantinas, los que éramos alumnos, nos encontrábamos con los profesores que dejaban su investidura para ser disfrazados de lo que fuera. Eso era algo impensado en otras instituciones. Lo impensable, a mí, me iba a favor y me decidí, respetando las reglas del análisis, de la abstinencia y de la neutralidad, a atender como yo era. Me di cuenta que, cuando «era como yo era», mis pacientes estaban mejor que cuando «yo quería hacer de psicoanalista». En algún momento pensé: no soy psicoanalista, pero con el tiempo pude armar un modo de ser psicoanalista con mis características. A mi criterio, eso tiene mucho que ver con la institución.

CE: Me gustaría que para ir cerrando puedan compartir con nosotros alguna anécdota. Algo que ustedes recuerden y que sea un recuerdo que tal vez nuclea al grupo.

MF: Hay recuerdos de ensayos, de la obra, y de los pos ensayos. Hacemos posobras, posensayos muy divertidos. Tenemos tercer tiempo. La pasamos muy lindo también con asaditos y vinos. Esto hace a la dinámica del grupo. Nos divertimos mucho, pero también hay mucho trabajo. Ensayamos los miércoles de 20 a 23.30, los sábados de 14 a 17. A veces hay cansancio, pero también hay mucho deseo que sostiene todo esto.

CE: Me parece que la idea de que la pasen bien no atenta contra la idea de trabajo. Pensando en el concepto de trabajo para el psicoanálisis, ustedes tienen la suerte de pasarla bien haciendo este trabajo.

DD: Sí, es un trabajo de elaboración.

CE: Que la pasen bien no quita que sea un trabajo en serio.

AC: Del teatro se dice que es un juego en serio. Uno juega, pero seriamente. Pensando en anécdotas o recuerdos, se me ocurrió una situación. Estabamos armando una escena en la que estoy con Gloria Abadi, Gabriel Trebliner y Jorge Rosso. En una oportunidad, teníamos que ensayar y no teníamos tiempo de juntarnos. Entonces a uno se le ocurrió armar un grupo de Whatsapp con la consigna de que cada uno debía decir su parlamento de memoria. Durante todo un día, cuando uno podía y tenía tres minutos, entre paciente y paciente, iba diciendo la parte que le tocaba. Esta fue la aplicación de una nueva tecnología para ensayar. El grupo de Whatsapp se llamó «Paciente» y duró 24 horas.

MF: A mí se me ocurre una anécdota durante la obra.
En una de las funciones, alguien se olvidó la letra en una escena e hizo lo que se llama en teatro «blanco ala». Realmente, tenía que hablar mucho y la otra persona que estaba en escena no sabía que más hacer como para darle el pie para que recordara. Los actores de la escena estábamos divididos en grupos detrás de unos biombos. Adriana y yo estábamos agarradas de las manos sudando frio, en pánico y con un nivel de sufrimiento que era terrible. Después nos reíamos de esta situación.

CE: Les agradezco mucho este tiempo y el encuentro. Ha sido un placer. Muchas gracias Daniel, Marisa y Adriana. Nos estamos viendo en el Teatro La Clac en agosto.

Información sobre la obra Divanes de Palo

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