El daño de lo necesario

Área Psicoanálisis Implicado y Clínica Social  (Presentación en la mesa de intercambio de la Jornada de Interáreas de AEAPG, 2020)

 

El daño de lo necesario

Dr. Alfredo Grande

“Para la cultura represora la letra con sangre entra.

Su obsesión es derramar sangre”

Aforismo Implicado.AG

Lo Obligatorio en la construcción de la subjetividad tiene su marca de fábrica: “La letra con sangre entra”. La obligación es el envés de la motivación. La obligación se fundamenta en un mandato. La motivación en un deseo. El mandato, cuyo origen es externo, se registra como interno. “Por algo será”. Aunque la ambigüedad del “algo” nunca sea descifrada. El deseo se fundamenta en un registro placentero psicovincular. Su origen es interno, pero puedo vivirse como externo. O sea: como síntoma. Al decir de Freud lo mas ajeno que el alma integra.

Los psicoanalistas analizamos los procedimientos. El fin no justifica los medios. Y mucho menos los indulta. Por lo tanto, el daño psicosocial del aislamiento necesario lo analizamos desde el énfasis que se ha dado a lo obligatorio en desmedro de lo motivacional.

Hay procedimientos desde los modos yoicos de producción de subjetividad y procedimientos desde los modos superyoicos de producción de subjetividad

El aislamiento es necesario, pero no es deseado. La abundante retórica militarista, con bizarrismos del tipo ejército invisible, enemigo sin rostro, no hay lugar para los librepensadores, ha conseguido que lo obligatorio corrompa lo necesario.

Lo necesario ha sido capturado por el modo superyoico de producción de subjetividad. Lo que hace dos meses y medio denominábamos: “la captura reaccionaria de la cuarentena”. Otro ejemplo de captura superyoica es el consumismo: consumir consumo. Despilfarro de un lado de la grieta, carencias insoportables del otro lado. Los  mecanismos de defensa del yo no operan frente a la autoconservación vulnerada.

La publicidad tanto oficial como de empresas privadas trabaja para construir su piedra filosofal: el deseo del mandato. Donde el cuidar, el controlar y el vigilar se fusionan.

El deseo del mandato es una concepción bifront . Al modo del “subordinación y valor”, los que tienen valor no se subordinan. A lo sumo, acuerdan. El deseo del mandato debe ser fogoneado siempre desde la publicidad. Pedagoga de la cultura represora. Los mandatos yoicos, es decir, las necesidades, no necesitan publicidad alguna. Se abren camino como se abre camino la vida y la verdad. Los mandatos yoicos habitan la primera serie complementaria.

Hoy hablamos de mundos superpuestos. Siempre los hubo. Lo que ha estallado es el dogma de la neutralidad. Que hace años definimos como la negación maniaca de la implicación.

Las pandemias de la antigua normalidad fueron sistemáticamente ignoradas: hambre, contaminación ambiental, deforestación, caravanas de emigrados, guerras de baja y mediana intensidad, burbujas financieras, personas en la calle (homeless) lluvia ácida, desaparición del agujero de ozono. Las pandemias desmentidas garantizaron la pandemia tan temida.

El virus es efecto, no causa. En la clínica sostenemos como trípode asistencial terapéutico: el derecho al enojo, el desarrollo de los mecanismos de ataque del Yo y el deseo de lo necesario. El enojo es efecto directo de la frustración libidinal del aislamiento. El tabú del enojo aumenta la culpa. La culpa inconsciente exige auto castigo. Los mecanismos de ataque del Yo es potenciar el pensamiento crítico y los vínculos erotizantes colectivos. Lo necesario es deseado en tanto el “interés del Yo” y la “libido en el Yo y en el objeto” sean complementarios. El psicoanálisis implicado conceptualiza “la clínica del superyó”. Desalojando a los Ideales del Superyo para volver a construir los Ideales del Yo. Necesidad satisfecha, deseos liberados de vigilancias, y construcción de vínculos eróticos y erotizantes.

No se trata de la palabra “cuarentena”. Lo que es importante es la idea de la cuarentena. Que sigue asociada al terror por una ecuación simbólica malparida: contagio igual enfermedad igual muerte. Aunque no se use la palabra, la idea ya está incrustada en nuestra subjetividad. Por eso afirmamos que la diferencia entre morir con coronavirus y por coronavirus resume la estrategia del capitalismo. Aislamiento mediante, el sujeto deseante, político, social ha sido reducido a una imagen donde solo es rostro. Incluso congelado. La denominada realidad virtual ahora es cotidiana. Pero apenas es el soporte digital del vínculo. De ahora en más, será un convidado mas no de piedra. Sostener, recuperar, mantener la memoria histórica es una estrategia para re construir una salud psicosocial hoy vulnerada. Esa es la única vacuna que los psicoanalistas podemos fabricar.

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