El analista y el confinamiento

Área de Lecturas Lacanianas (Presentación en la mesa de intercambio de la Jornada de Interáreas de AEAPG, 2020)

 

El analista y el confinamiento

Lic. Andrea Vizio

En tiempos de pandemia, la vida se ha modificado para todos y nos ha conmovido. Cada quien, en su singularidad y circunstancia, ha sido afectado. Algo inédito nos atraviesa.

Quizás lo primero sea reconocer el cambio y la inexperiencia a la que nos vemos confrontados. Nuestra función, en tanto analistas, está siempre impregnada por contextos socioeconómicos y culturales. Sin embargo, algo del orden de una primera vez circula entre todos.

Nos indican que, para cuidar nuestra salud y la de otros, es necesario aislarse: esto implica separarse, tomar distancia, apartarse de los demás.

Como personas nos hemos visto obligados a modificaciones de nuestra vida imprevistamente. Comenzamos a extrañar, a añorar y a replantear y cambiar el lazo con nuestros afectos entre tantas otras cosas.

¿Con qué herramientas contamos para afrontar tanta nueva realidad, para elaborar tanta información, para tramitar nuestros miedos, incertidumbres, etc.?

La palabra nos rescata. Ella nos acerca, nos aproxima, hace lazo con los otros. Más que nunca necesitamos comunicarnos, eso no está prohibido, está habilitado y la palabra liga.

Este virus nos ha obligado a taparnos la boca, pero no nos ha cerrado la boca.

¿Qué tan lejos puede llegar nuestra palabra? ¿Cuánto puede acercarnos a aquellos de los cuales tuvimos que apartarnos? ¿Cuánto puede generar modificación subjetiva en este contexto, en quien demanda nuestra ayuda?

Nos hemos visto forzados de un día para el otro a modificar los encuadres analíticos y a trabajar con otros dispositivos.

El análisis personal nos permite transitar este difícil momento. No para superar los miedos y poder hacer una nueva y rápida adaptación a estos tiempos, sino para estar advertidos como sujetos de nuestras marcas y de todos los impactos que el aislamiento nos generó.

Es necesario aceptar que no es una tarea fácil.

En el seminario de la Ética, Lacan expresa: “Digo en alguna parte que el analista tiene que pagar algo para sostener su función. Paga con palabras, sus interpretaciones. Paga con su persona, en la medida que, por la transferencia, es literalmente desposeído de ella”.

La palabra y el juego transferencial, pero hoy en aislamiento.

¿A qué apelamos para poder ejercer nuestra función de analistas y ofrecer nuestra escucha a quien la necesita?

El trípode, el lazo con colegas y nuestra institución nos contienen. Esto ayuda a que sostengamos nuestra función con responsabilidad y compromiso ético.

Lacan define nuestra función y dice al respecto “El deseo de analista es el que en el último término opera en el análisis… Es una función esencial… Es precisamente el punto que solo es articulable por la relación del deseo con el deseo. Es un enigma, una X tendida, un vacío motorizante… Lugar que el analista debe ofrecer bacante al deseo del paciente para que se realice como Deseo del Otro”.

El deseo del analista no es el deseo de curar, de saber o de investigar. Es un deseo más fuerte, enigmático, sin raigambre pulsional, operador lógico en la dirección de la cura. El analista dirige la cura, no al paciente.

Por otro lado, Lacan conceptualiza a la contratransferencia como “la suma de los prejuicios, pasiones y las perplejidades del analista” y nos advierte de ella en el ejercicio de nuestra función.

Los analistas tenemos límites personales para ofrecer nuestra escucha e intervenir. Mas allá del impacto personal, estamos todos expuestos a trabajar a distancia en forma virtual o telefónica, modificación de pagos entre otras variables que nos generan cambio y novedad.

Creemos necesario, imprescindible compartir interrogantes, intercambiar vivencias y experiencias, pensar juntos para que el aislamiento y sus efectos no contamine nuestra función.

Bibliografía

Lacan, J. (1959/60). El Seminario de Jacques Lacan. Libro 7: La ética del psicoanálisis (pp. 347). Buenos Aires: Paidós.

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