El Centro de Investigación y Orientación Comunitaria Dr. Arnaldo Rascovsky es la red asistencial de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados.
La tarea del Centro circula por tres ejes, el clínico, la actividad comunitaria y la investigación.
Lo conformamos colegas de la AEAPG: psicólogos, psiquiatras y supervisores de reconocida trayectoria.
Semanalmente recibimos en los respectivos equipos a adultos, adultos mayores, adolescentes, niños, familias y/o parejas, a quienes llamamos consultantes, que orientamos y derivamos a colegas de nuestra institución, para iniciar su tratamiento. Estos colegas conforman equipos de reflexión sobre la clínica, con encuentros periódicos a lo largo del año. Este es un aspecto de vital importancia en nuestro Centro: la posibilidad de pensar con otros en paridad. En este sentido cobran relevancia las palabras que solemos decir: “Somos muchas cabezas pensando en un paciente”.
Consideramos que el intercambio y la pertenencia grupal funcionan como una red de sostén que favorece el procesamiento de las complejidades que propone la clínica en la actualidad.
El Centro es un espacio de intercambio y colaboración, un espacio de diálogo en paridad en el que se transmite no sólo la teoría psicoanalítica sino también la experiencia clínica y su hacer.
Intercambiamos saberes, debatimos y nos enriquecemos en el diálogo. Entre todos vamos escribiendo y transmitiendo la experiencia clínica.
La clínica produce marcas en el analista, deja huellas, preguntas. La escritura, entonces es un modo de trabajar esa marca, de tratar de darle forma a lo que en la clínica se hace presente.
Un analista se va construyendo, se va haciendo una posición, en el mejor sentido winnicottiano, al modo del gerundio. Este ir haciéndose una posición, es singular en tanto es el resultado de un trayecto en el cual se conjugan los debates de cada analista con la clínica, con las lecturas, su análisis personal, con su historia.
Hacemos nuestras las palabras de Freud (1925): “Es muy difícil ejercer el psicoanálisis en calidad de solitario: pues se trata de una empresa exquisitamente comunitaria. Y, en cualquier caso, sería mucho mejor que todos rugiéramos o aulláramos a coro y en armonía, en lugar de que cada cual se limite a gruñir desde su rincón”.
Compartimos palabras de terapeutas del Centro que dan cuenta del valor de lo grupal en la transmisión del psicoanálisis: “El centro es pensamiento colectivo, trabajo teórico y clínico grupal”, “Es un lugar muy nutritivo y enriquecedor en varios aspectos sociales y profesionales”, “Es un espacio de soporte, apoyo y formación que se caracteriza por contar con equipos de profesionales muy cálidos”, “Es mi espacio predilecto para el intercambio con otros terapeutas y el aprendizaje constante”.
Dentro de los equipos compartimos la clínica, interrogándonos permanentemente sobre las teorías que sostienen nuestra tarea. Se trata de un trabajo de escritura y reescritura de aquello que en nuestra práctica nos interroga.
Cada analista propone a sus pacientes un trabajo de revisión y reescritura de los textos que sostienen su sufrimiento, el análisis intenta desanudar sentidos coagulados permitiendo una nueva articulación que habilite a escribir una nueva versión de su historia.
El Centro creció haciendo experiencias, y los movimientos o virajes que se generaron lo hicieron a partir de la detección de obstáculos, necesidades o cambios. Es así que armamos nuestros ateneos internos y se afianzaron e instituyeron cuestiones relativas a la Historia Clínica, al diagnóstico presuntivo y el Consentimiento informado. Repensamos constantemente los dispositivos que sostienen la práctica en función de lo epocal. Formamos un equipo de pareja y familia, y el nuevo desafío de grupos terapéuticos, con analistas formados en el trabajo vincular.
A partir de este año contamos con alumnos que realizan una pasantía integrándose a los equipos clínicos, fortalecemos con ellos la transmisión de la tarea. Seguimos pensando con otros en paridad, potenciando el trabajo desde la subjetividad de cada integrante del equipo y resaltando siempre la particularidad del encuentro clínico de cada sujeto con su analista.
El nuestro, es un Centro con historia, viviente, activo. Psicoanalistas trabajando, construyendo experiencias, comprometidos con la clínica, dejándose asombrar, trabajando en los consultorios, haciendo intervenciones en ámbitos comunitarios, intercambiando con colegas.
Psicoanalistas trabajando…. Esa es la certeza de que el Psicoanálisis está vivo.
Seguimos escribiendo la historia del Centro Rascovsky.